Por Bruno Cortés
En el país del futbol de llano, de las retas en la calle y de los ídolos que llenan estadios, hay algo que no se perdona: el fraude dentro de la cancha. Pero aunque a nivel social el rechazo es claro, en las leyes mexicanas no hay una figura penal que castigue directamente a quien se vende por debajo del marcador. Eso podría cambiar pronto con la iniciativa que presentó el diputado Daniel Andrade Zurutuza, de Morena, quien propone tipificar como delito la corrupción deportiva y castigarla con hasta seis años de cárcel y multas millonarias.
La iniciativa plantea añadir un nuevo artículo —el 154 Bis— a la Ley General de Cultura Física y Deporte, y va directo al grano: cualquier persona que reciba, ofrezca o solicite un beneficio económico o personal para manipular el resultado de una competencia profesional, estará cometiendo un delito. Y si esa persona ocupa un cargo de poder dentro de una institución deportiva, ya sea pública o privada, la pena se duplica.
No se trata solo de castigar al jugador que se deja meter un gol a propósito, sino también al directivo que ofrece dinero bajo la mesa, al juez que se hace de la vista gorda o al técnico que acomoda una alineación con otros intereses. Todo eso, de aprobarse la reforma, tendría consecuencias legales reales, con cárcel de dos a seis años y multas que pueden superar los cuatro millones de pesos, dependiendo del valor de la UMA (Unidad de Medida y Actualización).
¿Y por qué importa tanto esto? Porque el deporte profesional ya no es sólo entretenimiento. Como lo explicó el propio diputado, el deporte en México es hoy una industria multimillonaria que mueve desde derechos de transmisión hasta contratos de patrocinio, publicidad, gestión de eventos y hasta la venta de camisetas. Y cuando ese ecosistema empieza a contaminarse con corrupción, no sólo se pierde la credibilidad del espectáculo, también se afecta la economía y la confianza de los aficionados.
El problema no es nuevo ni exclusivo de México, claro. Basta ver los escándalos internacionales en el futbol, el boxeo o el atletismo para saber que el amaño de resultados es un virus global. Pero en nuestro país, como en tantos otros temas, la ley no se ha puesto al día. Hoy por hoy, no hay una figura penal clara que castigue este tipo de conductas. Eso significa que, aunque haya sospechas (y vaya que las hay), muchos casos terminan en nada, por falta de un marco jurídico adecuado.
La propuesta de Andrade Zurutuza llega justo en un momento donde la corrupción en el deporte ya no puede barrerse bajo la alfombra. Desde partidos de futbol sospechosamente cerrados, hasta decisiones arbitrales inexplicables o torneos cuyos resultados parecen estar escritos desde antes, el malestar es evidente y crece. Esta iniciativa busca mandar un mensaje claro: el que truquea el deporte, no sólo engaña a los fans, comete un delito.
Y como en todo, aquí también se abre un debate necesario: ¿será suficiente con una reforma legal? ¿Qué tanto se aplicaría en la práctica? Porque la ley puede existir en papel, pero si las federaciones, clubes y autoridades deportivas no colaboran, podría quedarse como letra muerta. Aún así, es un paso que ya se tardaba.
Por ahora, la iniciativa fue turnada a la Comisión de Deporte, donde se espera que inicie la discusión. Si se aprueba, México por fin tendría herramientas legales para enfrentar uno de los lados más oscuros del deporte profesional. Porque si el juego es limpio, que también lo sea la ley.