Tres años después de los turbulentos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el tema de la salud mental en los deportistas ha ganado un espacio sin precedentes en el diálogo global. El caso de Simone Biles, quien abiertamente lidió con problemas de salud mental durante las competencias, marcó un antes y un después en cómo el mundo del deporte aborda estos desafíos.
Según Marion Leboyer, psiquiatra y directora de FondaMental, «casi un deportista de cada tres presenta síntomas de enfermedad mental», con problemas que van desde la ansiedad y la depresión hasta desórdenes alimenticios. Este dato alarmante ha impulsado a instituciones deportivas a tomar medidas proactivas.
La fundación FondaMental está realizando un estudio entre los deportistas de Francia, anfitriones de los próximos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024, con resultados que se esperan sean reveladores. Tradicionalmente, muchos atletas han esperado hasta el final de sus carreras para hablar de sus batallas personales, pero este enfoque está cambiando rápidamente.
El impacto del caso de Biles en Tokio fue profundo. La gimnasta estadounidense pasó de ser la gran estrella esperada a retirarse de la competencia para priorizar su bienestar, destacando que «la salud es más importante en los deportes en este momento». Su honestidad trajo a la luz los «twisties», un bloqueo mental que pone en riesgo la orientación espacial de las gimnastas durante sus rutinas.
En el ámbito del deporte de escalada, la estrella eslovena Janja Garnbret ha hablado abiertamente sobre los peligros de los desórdenes alimenticios, llevando a la Federación Internacional de Escalada a implementar nuevas regulaciones para proteger la salud de los atletas.
La Federación Francesa de Rugby no se ha quedado atrás, lanzando un plan para prevenir y tratar la depresión entre sus jugadores, reconociendo las prácticas adictivas que han surgido en el pasado como un serio problema.
Aunque el deporte de alto nivel generalmente se considera enriquecedor, Julien Dubreucq, psiquiatra de FondaMental, señala que los deportistas «tienen un mayor riesgo de ansiedad, depresión y perturbaciones del sueño». Esto es especialmente cierto en jóvenes promesas que no logran cumplir sus sueños deportivos y enfrentan grandes frustraciones.
Respondiendo a estas preocupaciones, el Comité Olímpico Internacional introdujo la figura de los «welfare officers» (psicólogos dedicados al bienestar de los atletas) en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 y planea continuar con buenas prácticas en las redes sociales para los Juegos de París 2024.
El testimonio de Marie-José Perec, exatleta francesa y tres veces campeona olímpica, subraya la evolución en el tratamiento de la salud mental en el deporte. Tras su retiro y una experiencia personal difícil, Perec reconoció la importancia del apoyo psicológico que rechazó en su momento.