Por Bruno Cortés
La política mexicana siempre está llena de sorpresas, y una de las más recientes involucra a Javier Corral, exgobernador de Chihuahua y actual senador. A lo largo de su carrera, Corral ha sido un crítico acérrimo de la militarización de la seguridad pública, pero ahora apoya que la Guardia Nacional pase a manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Esto ha generado un mar de cuestionamientos y confusiones, especialmente entre quienes recuerdan su postura en el pasado.
Durante la discusión sobre la reforma de la Guardia Nacional, el priista Miguel Riquelme no se guardó nada y recordó a Corral que, en su tiempo como gobernador, había solicitado la salida de la Guardia Nacional de Chihuahua. Sin embargo, Corral fue rápido en aclarar que nunca pidió la eliminación de la Guardia en su estado. En lugar de eso, argumentó que lo que realmente requería era que se retiraran de las presas para que pudieran ser enviadas a Ciudad Juárez, donde la seguridad era más crítica.
Lo que complica aún más la situación es que en noviembre de 2018, Corral hizo sonar la alarma sobre el plan del presidente Andrés Manuel López Obrador de delegar la seguridad pública a las fuerzas armadas. “Esto atentaría contra la soberanía del Estado”, advirtió en su momento, mostrando su preocupación por el riesgo político que esto podría representar para el país. Su postura fue clara: la Guardia Nacional, tal y como se planteaba, podría convertirse en una forma de institucionalizar a las fuerzas militares en tareas de seguridad pública, algo que consideraba un grave error.
Además, en enero de 2019, Corral hizo un llamado a los diputados federales para que no aprobaran la militarización del país con la creación de la Guardia Nacional. Describió esta iniciativa como una “regresión” que podría atentar contra los derechos humanos y el federalismo. En su opinión, la subordinación de la Guardia a un mando militar era el principal problema de la iniciativa, argumentando que, aunque la Guardia Civil podría ser una buena figura, su efectividad dependería de su estructura civil, no militar.
Hoy, al parecer, Corral ha cambiado de rumbo, o al menos su enfoque ha evolucionado, lo que ha dejado a muchos preguntándose: ¿Qué lo llevó a modificar su postura? ¿Es un cambio de convicción o una estrategia política? La respuesta podría ser más compleja de lo que parece.
Lo que está claro es que la discusión sobre la Guardia Nacional y su papel en la seguridad del país sigue siendo un tema candente y divisivo. Con diferentes posturas y un panorama en constante cambio, lo único seguro es que la política mexicana siempre tendrá giros inesperados. La próxima vez que escuches sobre la Guardia Nacional, recuerda que las opiniones pueden ser tan cambiantes como el propio viento en la política.