Campeche, conocido por su emblemática ciudad amurallada y su gran riqueza cultural, también resguarda una de las cocinas más exquisitas del sureste mexicano. Su gastronomía, profundamente ligada al mar y a las tradiciones ancestrales, se distingue por una fusión de ingredientes locales con herencias mayas, caribeñas y españolas. El resultado es una variedad de sabores que hacen del estado un destino imperdible para los amantes del buen comer.
Uno de los tesoros culinarios más representativos de Campeche es el pulpo maya, también conocido como pulpo rojo. Este producto del mar, que se captura en las aguas de la Península de Yucatán, es protagonista de numerosos platillos que van desde el pulpo a las brasas y el pulpo en su tinta hasta versiones innovadoras como los tacos de chicharrón de pulpo. Su textura firme y su sabor suave hacen de este manjar marino una delicia para el paladar, especialmente cuando es preparado con técnicas tradicionales que resaltan sus cualidades naturales.
Otro ícono de la cocina campechana es el pan de cazón, una especie de lasaña regional elaborada con capas de tortillas intercaladas con cazón (una variedad de tiburón pequeño), frijoles negros refritos y una salsa de jitomate con chile habanero. Este platillo, típico de las costas de Campeche, no solo es sabroso, sino también un ejemplo perfecto del ingenio culinario de la región, al combinar ingredientes básicos en una presentación única que conquista a locales y visitantes por igual.
Finalmente, no puede faltar el pibipollo, una preparación que remonta a las tradiciones mayas más profundas. Este platillo es un tipo de tamal grande hecho con masa de maíz, manteca de cerdo y pollo condimentado con achiote, ajo, comino, epazote y otras especias. Tras su elaboración, se baña con una salsa espesa de masa y caldo de carne, se envuelve en hojas de plátano y se cocina lentamente en un horno de tierra, lo que le confiere un sabor ahumado inconfundible. El pibipollo es especialmente popular durante celebraciones como el Día de Muertos, pero su presencia perdura en muchas cocinas familiares campechanas durante todo el año.
Probar estos platillos es más que una experiencia culinaria: es una forma de conectarse con la historia, las raíces y el alma de un pueblo que ha sabido preservar y enriquecer sus tradiciones a través del tiempo. En Campeche, cada bocado cuenta una historia, y cada platillo es una invitación a conocer una cultura viva y vibrante.