El director en funciones del Servicio Secreto de Estados Unidos, Ronald Rowe, compareció este martes ante un comité del Senado para abordar el ataque contra el expresidente republicano Donald Trump durante un mitin en Butler, Pensilvania, el pasado 13 de julio. Rowe, quien asumió el cargo tras la dimisión de la directora Kimberly Cheatle, negó enfáticamente las acusaciones de que su agencia había sido informada con anticipación sobre la presencia del tirador, Thomas Matthew Crooks, antes de que este abriera fuego.
Revelaciones sobre la seguridad del mitin
En su testimonio, Rowe se mostró “avergonzado” por los errores en el operativo de seguridad que llevaron a que Trump resultara herido de bala en la oreja derecha y a la muerte de un espectador. Rowe calificó como “indefendible” la falta de protección del tejado desde donde Crooks disparó, ubicado a unos 140 metros del evento.
“Es inconcebible que el tejado no estuviera cubierto”, reconoció Rowe, y prometió que habrá una “rendición de cuentas” tras las exigencias de algunos senadores que piden despidos y sanciones por el fallo en la seguridad.
Desmentido de las acusaciones de notificación previa
Contrario a las acusaciones de falta de comunicación, Rowe subrayó que el Servicio Secreto no recibió ninguna información sobre la presencia de un arma en el tejado antes del ataque. “Nunca se le pasó a nuestro personal información alguna sobre la presencia de un arma en ese tejado”, aseguró.
Rowe explicó que los agentes de la policía local recibieron alertas de testigos sobre la presencia de Crooks apenas 30 segundos antes de que comenzara a disparar. Sin embargo, según su testimonio, esta información nunca llegó a los agentes del Servicio Secreto que custodiaban el mitin.
El expresidente Trump, en una entrevista con Fox News el lunes, también corroboró la falta de comunicación entre la policía local y el Servicio Secreto, lo que ha incrementado las críticas hacia la gestión de seguridad.
Comparencia del FBI y detalles del ataque
En la audiencia también compareció el subdirector del FBI, Paul Abbate, quien proporcionó información adicional sobre el perfil del atacante. Abbate reveló que Crooks había estado activo en redes sociales, promoviendo contenido violento y antisemitismo. El FBI también descubrió que Crooks había investigado en internet sobre el reciente intento de asesinato al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, y sobre la distancia desde la que disparó Lee Harvey Oswald para asesinar al presidente John F. Kennedy en 1963.
Abbate confirmó que el disparo que hirió a Trump fue una bala y no un fragmento de cristal, como se había especulado en algunos medios tras el incidente.
Impacto y consecuencias
El ataque contra Trump ha expuesto serias deficiencias en la coordinación y comunicación entre las agencias de seguridad y ha generado un intenso debate sobre las responsabilidades y protocolos de protección presidencial. La investigación continúa, y se esperan nuevas medidas para reforzar la seguridad en eventos públicos de alto perfil.