Por Juan Pablo Ojeda
La reciente aprobación de la reforma al Poder Judicial en la Cámara de Diputados ha desatado una ola de reacciones tanto en favor como en contra, revelando la profunda división que esta medida ha generado en el ámbito político mexicano. La reforma, que fue respaldada tanto en lo general como en lo particular, modifica de manera significativa el funcionamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la estructura del sistema judicial en México.
Mario Delgado, el Presidente Nacional de Morena, no dudó en celebrar el avance legislativo. A través de sus redes sociales, Delgado afirmó que la reforma representa un “gran paso para hacer realidad los anhelos de justicia del pueblo de México”. Su entusiasmo refleja el apoyo del partido que ha impulsado la reforma, la cual incluye la posibilidad de que los ciudadanos elijan directamente a los jueces y magistrados, una medida que se considera histórica.
José Ramón López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, también mostró su apoyo, describiendo la reforma como una oportunidad histórica para que los mexicanos influyan en la selección de los miembros de la SCJN. En la misma línea, Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia el próximo 1 de octubre, felicitó a la Cámara de Diputados por su trabajo en la aprobación de esta iniciativa.
Por otro lado, la oposición ha sido tajante en su rechazo. Xóchitl Gálvez, ex candidata presidencial, calificó la reforma como un acto de “autoritarismo”. Según Gálvez, la reforma es un intento de someter al Poder Judicial al control del Ejecutivo y Legislativo, poniendo en peligro la separación de poderes y el Estado de Derecho.
La diputada panista Kenia López Rabadán lamentó el tiempo invertido en la discusión de la reforma y reafirmó su postura en contra. A pesar de la aprobación en la Cámara de Diputados, López Rabadán prometió resistencia y continuar oponiéndose a la reforma en el Senado. Su colega en el PAN, Noemí Luna Ayala, se unió a la crítica, calificando el 4 de septiembre de 2024 como un “día negro para la democracia”.
Desde el Senado, Patricia Mercado también se mostró preocupada. La senadora consideró que la reforma aleja a los ciudadanos de la posibilidad de obtener justicia, advirtiendo que podría tener efectos negativos en la percepción y funcionamiento del sistema judicial.
De acuerdo con Ignacio Mier, Presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, la reforma permitirá que los mexicanos elijan a alrededor de la mitad de los jueces y ministros de la SCJN en 2025, mientras que la otra mitad será seleccionada en una segunda elección hasta 2027.
En resumen, la reforma al Poder Judicial no solo está reformando el sistema judicial mexicano, sino también dividiendo profundamente a la clase política y a la opinión pública. Mientras algunos celebran lo que consideran un avance en la democratización de la justicia, otros ven en esta reforma un peligro para la independencia judicial y la estabilidad democrática.