Simone Biles, la gimnasta más condecorada de todos los tiempos, ha dejado una pregunta flotando en el aire: ¿volverá a competir en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028? Tras un retorno triunfal en París 2024, donde sumó tres nuevas medallas de oro —en equipo, all-around y salto—, la estadounidense confesó que aún no ha tomado una decisión sobre su participación en lo que serían sus cuartos Juegos.

En una entrevista con el diario francés L’Équipe, Biles admitió que el desgaste físico y emocional de la justa parisina fue significativo. «He logrado mucho en mi deporte. Para volver, tendría que estar realmente emocionada», declaró la atleta, quien ya acumula siete oros olímpicos a lo largo de su carrera. Aunque reconoció el atractivo de competir en suelo estadounidense en 2028, también destacó las demandas que implica mantener su nivel a los 31 años, edad que tendría para entonces.

El cansancio acumulado en París parece haber sido un factor clave en su incertidumbre. Biles relató cómo, tras la finalización de las competiciones, su cuerpo colapsó: «Al final de la prueba, volví a la villa olímpica, me subí al ascensor y literalmente me derrumbé. Estuve enferma durante diez días». Estas palabras reflejan no solo el esfuerzo físico extremo, sino también el costo mental que conlleva mantenerse en la élite de un deporte tan exigente como la gimnasia artística.

A pesar de sus dudas, Biles dejó claro que, de una forma u otra, estará presente en Los Ángeles 2028: «Me dirán que la perspectiva de los Juegos en casa es fascinante. Y yo estaré allí, ya sea en los aparatos o en las gradas». Su legado ya está asegurado, pero la posibilidad de una última hazaña sigue abierta. Por ahora, el mundo del deporte espera ansioso su decisión.