Por Bruno Cortés

Cuando uno prende la tele en México y se topa con un anuncio gringo que estigmatiza a los migrantes —como si fueran criminales—, lo primero que viene a la cabeza es: ¿cómo es posible que eso se haya transmitido aquí? Pues eso mismo se preguntó, con bastante indignación, el diputado Elías Lixa Abimerhi, coordinador del PAN en la Cámara de Diputados.

Y no se quedó callado. Para él, la aparición en medios mexicanos del spot antiinmigrante impulsado por la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem, no es un simple error técnico o una laguna legal: es consecuencia directa de un gobierno omiso y de instituciones debilitadas. Lo dice claro: “Esto pasa porque hay ineficacia gubernamental”.

Y va más allá. Lixa no sólo cuestiona el por qué se permitió el anuncio, sino quién debía haberlo impedido. Señala directamente a la Secretaría de Gobernación, porque —nos recuerda— es la dependencia que autoriza, regula y da luz verde a este tipo de contenidos. O sea, alguien dejó la puerta abierta… y ahora quieren hacernos creer que no sabían.

Además, mete a la conversación una advertencia seria: estamos viendo las consecuencias de intentar desaparecer al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que es quien vigila los contenidos en medios y garantiza que se cumpla la ley. “No es un tema de mandar oficios. Es un tema de ejercer el derecho en nuestro país”, remata.

Pero lo que más le molesta al diputado panista es que el gobierno, en vez de asumir su responsabilidad, pretenda justificar su pasividad. Menciona la propuesta de Claudia Sheinbaum —la virtual presidenta electa— que plantea prohibir los anuncios extranjeros. Según él, eso es una forma de lavarse las manos, como si dijeran “la ley no es clara, pero ya estamos viendo qué hacer”. Y mientras tanto, los migrantes quedan expuestos a discursos de odio en su propio país.

En su crítica no faltó el tiro directo al Congreso actual. Lixa dice que el Legislativo se ha convertido en una simple oficina de mensajería del Ejecutivo: sólo trabajan las iniciativas que les manda el presidente, sin debatir, sin proponer, sin ver los problemas reales de la gente. “El Congreso no puede ser el apéndice del gobierno”, dice, con tono serio.

Y cuando se le preguntó por los temas pendientes en el Congreso —como seguridad interior, desaparición forzada o inteligencia— Lixa fue claro: si hay periodo extraordinario, el PAN está listo. Pero dejó entrever que lo que falta no son ganas, sino voluntad política real.

Ya para cerrar, el diputado se tomó un momento para hablar sobre la muerte del Papa Francisco. Aunque fue un error difundido en redes (el Papa aún vive), Lixa expresó su pesar por lo que representa su figura: un líder latinoamericano que habló por los más pobres, que intentó reformar una Iglesia gigante, y que tocó el corazón de millones, incluyendo a la mayoría de los mexicanos.

Entre omisiones del gobierno, instituciones debilitadas y discursos que estigmatizan, Lixa dejó claro que el país necesita más firmeza y menos excusas. Y si algo queda claro con esta historia, es que cuando se baja la guardia, el mensaje que se cuela puede ser mucho más que una simple campaña: puede ser un golpe directo a nuestra dignidad como país.