Los Ángeles, California y Dallas, Texas se vieron tomadas por miles de manifestantes el domingo pasado, en una muestra de indignación contra las deportaciones masivas ordenadas por el presidente Donald Trump. Las protestas, que se extendieron por varias ciudades del sur de Estados Unidos, incluyeron a personas de diferentes orígenes que se unieron para exigir una reforma migratoria justa y humana.

En Los Ángeles, el contingente se reunió en la histórica calle Olvera, una zona emblemática de la época del dominio español y mexicano, y marchó hacia el Ayuntamiento. Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como «Nadie es ilegal» y «Los inmigrantes hacen grande a Estados Unidos», mientras bloqueaban los carriles de la autopista federal 101, provocando embotellamientos en ambas direcciones.

Mientras tanto, en San Diego, cientos de personas se reunieron cerca del centro de convenciones de la ciudad para expresar su descontento. En Texas, un contingente en el centro de Dallas también se unió a las protestas, con aproximadamente 1,600 personas participando en las manifestaciones.

Las pancartas y banderas ondeaban con mensajes de apoyo a los migrantes y críticas a las políticas de Trump. En Houston, Texas, los manifestantes portaron letreros con frases como «Nada humano es ilegal» y «Los migrantes alimentan América», mostrando su solidaridad con la comunidad inmigrante.

Las protestas no solo se limitaron a estas ciudades. En otras partes de California y Texas, como Riverside y Houston, los automovilistas que pasaban expresaron su apoyo con gritos y bocinas, mientras los manifestantes continuaban con su lucha por una reforma migratoria justa.