La agricultura del futuro: ¿biofertilizantes y bioplaguicidas como solución sustentable?

Por Bruno Cortés

 

En un paso hacia una agricultura más amigable con el medio ambiente y más rentable a largo plazo, el diputado Alonso de Jesús Vázquez Jiménez (PAN) presentó una propuesta que busca transformar el desarrollo agrícola en México mediante el uso de tecnologías más verdes y sostenibles. El objetivo es incluir en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable la promoción activa de los biofertilizantes y bioplaguicidas como herramientas clave para mejorar la producción agrícola sin dañar el entorno.

La propuesta del legislador busca modificar el artículo 15 de esta ley, a través del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable, para fomentar la investigación y el uso de estos productos. Los biofertilizantes y bioplaguicidas son alternativas a los plaguicidas químicos tradicionales. Estos últimos, aunque eficaces en su momento, han demostrado tener consecuencias graves sobre el medio ambiente y la salud humana debido a su uso excesivo. Además, su efectividad disminuye con el tiempo, ya que las plagas desarrollan resistencia a los productos químicos.

A diferencia de los plaguicidas convencionales, los bioplaguicidas se derivan de microorganismos, plantas y animales, lo que les permite ser mucho más seguros tanto para el entorno como para las personas. Degradan más rápido, tienen menos impacto ambiental y, al ser naturales, son menos propensos a generar resistencia en las plagas. Esto significa que podrían reducir el uso de sustancias más peligrosas, hacer que las plagas sean más fáciles de controlar y, lo más importante, contribuir a una agricultura más sostenible.

El diputado Vázquez Jiménez destacó que el uso de estos productos no solo tiene beneficios ambientales, sino también económicos. Los bioplaguicidas y los biofertilizantes no solo protegen los cultivos, sino que también mejoran la fertilidad del suelo, lo que puede resultar en un aumento del rendimiento de los cultivos. Esto se traduce en menos dependencia de productos sintéticos, lo que disminuye los costos para los agricultores.

Por otro lado, el uso de plaguicidas químicos ha tenido un impacto negativo en el medio ambiente, con daños a largo plazo que son difíciles de revertir. Aunque los plaguicidas tradicionales lograron resultados a corto plazo, su uso desmedido ha generado daños irreversibles en el suelo, el agua y la biodiversidad. Esto hace urgente una transición hacia un modelo agrícola más sostenible, que se base en el uso de productos naturales que no solo ayuden a combatir las plagas, sino que también fortalezcan la salud del ecosistema agrícola.

El diputado mencionó que el uso de biofertilizantes y bioplaguicidas ha sido respaldado por los avances de la biotecnología y la microbiología, áreas clave para asegurar que la agricultura moderna sea tanto productiva como respetuosa con el medio ambiente. Esta tecnología ya está demostrando ser esencial para lograr una agricultura sustentable, por lo que promoverla dentro de la legislación mexicana es un paso fundamental.

La propuesta de Vázquez Jiménez ya fue turnada a la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, donde se espera que se analice y, eventualmente, se apruebe la incorporación de estos métodos dentro del Programa Especial Concurrente. De ser aprobada, esta reforma marcaría un hito en la agricultura mexicana, con un enfoque que va más allá de la simple producción de alimentos, promoviendo la salud del planeta y el bienestar de las futuras generaciones.

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