El Show de Medio Tiempo del Super Bowl LIX fue todo menos insulso, independientemente de si eres fan de Kendrick Lamar o si no estás familiarizado con sus letras y obra, su presentación estuvo plagada de simbolismos políticos e históricos que hicieron del espectáculo algo sumamente interesante de ver y, más aún, de entender, sobre todo dentro del contexto político social que atraviesa su país y frente a Donald Trump, el primer presidente estadounidense que ha asistido a este evento anual.

Uno de los momentos más destacados fue cuando Samuel L. Jackson, vestido como el famoso Tío Sam, presentó a Kendrick Lamar con un «Welcome to the great american game» (Bienvenidos al gran juego estadounidense). Lamar respondió interpretando «Body 4 Body» y «Squabble Up», pero fue interrumpido por Jackson, quien dijo que lo que cantaba era «Too loud, too reckless, too ghetto» (Muy ruidoso, muy imprudente, muy ghetto). Lamar respondió con «HUMBLE.», cuyo coro dice «Sit down. Be humble» (Siéntate y sé humilde).

Otro momento clave fue cuando Lamar advirtió: «The revolution’s about to be televised. You picked the right time but the wrong guy» (La revolución está a punto de ser televisada. Eligieron el momento adecuado, pero al tipo equivocado). Esto resonó poderosamente, especialmente ante la presencia del presidente Trump en el evento.

La actuación también incluyó una coreografía en la que los bailarines, todos vestidos de azul, blanco y rojo, formaron una bandera estadounidense dividida por la mitad, simbolizando la división y polarización actual del país. Lamar enfatizó esta división cultural al decir: «Here is a cultural divide» (Aquí hay una división cultural).

Un simbolismo histórico poderoso se presentó cuando Lamar mencionó «Forty acres and a mule, this is bigger than music» (Cuarenta acres y una mula, esto es más grande que la música), refiriéndose a una promesa no cumplida hecha a los esclavos liberados durante la Guerra de Secesión en Estados Unidos.

Finalmente, en las gradas del estadio, se pudieron leer mensajes como «Game Over» y «Warning Wrong Way» (Juego terminado y Cuidado, camino equivocado). Kendrick Lamar dejó claro que su espectáculo era más que música; era una declaración política y social que resonó en millones de espectadores.