El precio del oro acaba de romper todos los récords y no es casualidad. Esta semana, el metal precioso alcanzó los 3,500 dólares por onza, y sí, parte del motivo tiene nombre y apellido: Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos volvió a desatar polémica al lanzar fuertes críticas contra la Reserva Federal, generando ruido en los mercados y empujando a los inversionistas a refugiarse en activos seguros.
Trump no se guardó nada y acusó a Jerome Powell, actual presidente de la Fed, de llevar una política “dañina” para la economía. Además, presionó para bajar las tasas de interés, algo que, según expertos, pone en riesgo la independencia del banco central. ¿El resultado? Dólar débil, temor en los mercados y… oro por las nubes.
Y es que en momentos de tensión política y financiera, el oro se convierte en la opción favorita para proteger el dinero. A esto se suman factores como la caída en la confianza del sector manufacturero y una revisión a la baja de las expectativas de crecimiento global por parte del Fondo Monetario Internacional. Todo indica que hay nerviosismo global, y el oro brilla más que nunca.
Los inversionistas no están perdiendo el tiempo. Los fondos respaldados por oro (ETF) están registrando su punto más alto desde 2023, y bancos como Goldman Sachs ya elevaron sus predicciones: creen que el metal podría alcanzar $3,700 por onza antes de que termine el año.
Así que si últimamente has visto mucha gente hablando de oro y economía en redes, ya sabes por qué. Mientras Trump sigue encendiendo debates, los mercados reaccionan y el metal precioso se consolida como refugio clave ante un panorama que, por ahora, sigue siendo incierto.