Por Juan Pablo Ojeda
Durante su discurso en la conferencia anual de congresistas republicanos, celebrada en su hotel de Doral, Florida, el presidente de EE. UU., Donald Trump, destacó las primeras acciones de su gobierno en materia de inmigración, específicamente las deportaciones de «cientos de migrantes ilegales criminales», muchos de los cuales, según el mandatario, son miembros de organizaciones del crimen transnacional, como el Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha.
Trump subrayó que, durante sus primeros días en la Casa Blanca, las autoridades migratorias han detenido a 2,382 inmigrantes indocumentados, con 1,797 órdenes de captura emitidas para aquellos susceptibles de ser deportados. El presidente indicó que estos inmigrantes criminales son, en su opinión, «más violentos que nuestros propios criminales», y agregó que está considerando la posibilidad de aplicar la pena de muerte para aquellos indocumentados que cometan asesinatos.
En un tono enérgico, Trump también abordó la crisis diplomática surgida con Colombia debido a la negativa del presidente Gustavo Petro de aceptar vuelos de repatriación de inmigrantes deportados desde EE. UU. Como respuesta, EE. UU. impuso aranceles del 25% a los productos colombianos. Sin embargo, horas después, el gobierno colombiano aceptó las condiciones planteadas por Washington. Trump bromeó acerca de la situación, sugiriendo que Petro debería reconsiderar su postura, dado el perfil de los deportados como «asesinos, narcotraficantes y pandilleros».
El presidente estadounidense también detalló sus planes de trabajar con el Congreso para aprobar una legislación que destine fondos para reforzar la seguridad fronteriza, incluyendo un aumento significativo en el personal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de la Patrulla Fronteriza. Trump destacó que esta legislación es esencial para «restaurar total y permanentemente las fronteras soberanas de Estados Unidos».
Política Comercial y de Seguridad: Más Aranceles y Promesas de Protecciones Sociales
En su discurso, Trump también defendió su política comercial, reiterando que los aranceles a productos importados de México y China seguirán en pie, como parte de su enfoque para proteger la industria estadounidense. El presidente afirmó que su país «será rico de nuevo» bajo su liderazgo, al impulsar la producción nacional en lugar de depender de importaciones extranjeras.
Respecto a la política interna, Trump se comprometió a no recortar los fondos para la Seguridad Social ni el Medicare, dos programas clave para millones de estadounidenses, e insistió en que no firmará ninguna ley que implique recortes a estos beneficios. Además, reafirmó su promesa de no imponer impuestos a las propinas, asegurando que este tema será una prioridad en su agenda legislativa.
Finalmente, el presidente hizo comentarios en tono de broma sobre la posibilidad de postularse para un tercer mandato, a pesar de que la Constitución de EE. UU. lo impide. Sin embargo, algunos republicanos, como el legislador de Tennessee Andy Ogles, han propuesto una enmienda constitucional que permitiría este escenario.