Un nuevo estudio publicado en la revista eLife sugiere que la proporción de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en nuestra dieta podría ser más crucial para nuestra salud de lo que se pensaba anteriormente. Según la investigación dirigida por Yuchen Zhang, estudiante de doctorado en la Universidad de Georgia, una alta proporción de omega-6 en comparación con omega-3 está asociada con un aumento significativo en el riesgo de mortalidad.
El estudio, que analizó datos de 85,425 personas del UK Biobank, encontró que aquellos con las proporciones más altas de omega-6 a omega-3 tenían un 26% más de probabilidades de morir prematuramente por cualquier causa, un 14% más por cáncer y un 31% más por enfermedades cardíacas, en comparación con aquellos con proporciones más bajas. Aunque tanto los omega-6 como los omega-3, cuando se consideran individualmente, están relacionados con una menor mortalidad, los efectos protectores de los omega-3 son superiores.
La investigación destaca la necesidad de un enfoque equilibrado en la ingesta de grasas. Los ácidos grasos omega-3, encontrados en el pescado como el salmón, el atún y las sardinas, así como en semillas de linaza y nueces, son bien conocidos por sus beneficios en la salud del corazón y el sistema inmunológico. Por otro lado, los omega-6, presentes en aceites de semillas y nueces, aunque esenciales, pueden ser contraproducentes en exceso.
Kristin Kirkpatrick, nutricionista de la Clínica Cleveland, sugiere que, además de equilibrar estos ácidos grasos, también es crucial considerar la calidad de las fuentes de omega-6, prefiriendo alimentos enteros sobre productos procesados que suelen estar cargados de aceites de semillas.
Este estudio no solo subraya la importancia de mantener un equilibrio adecuado de omega-6 y omega-3 para mejorar la salud a largo plazo, sino que también recalca la necesidad de considerar otros factores como la dieta general, el ejercicio, el sueño y el manejo del estrés para una vida saludable y prolongada.