Por Juan Pablo Ojeda

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, desmintió que el gobierno de Estados Unidos le haya solicitado al país convertirse en un «tercer país seguro» para recibir migrantes deportados. En su conferencia matutina desde Palacio Nacional, la mandataria mexicana subrayó que México solo sigue el plan de coordinación que ha mantenido con Estados Unidos durante años, brindando atención humanitaria a los migrantes que llegan a su territorio, sin comprometerse a recibir aviones cargados de personas de otras naciones.

México como punto de atención humanitaria, no un país seguro

Sheinbaum destacó que, aunque el presidente estadounidense firmó varios decretos el 20 de enero, incluyendo el programa MPP (Protocolo de Protección a Migrantes), México no aceptará a migrantes en condiciones forzadas, como lo establece el concepto de «tercer país seguro». La mandataria explicó que, por razones humanitarias, México continuará atendiendo a los migrantes que lleguen a su frontera, como lo ha hecho en casos de temperaturas extremas, como en Ciudad Juárez, donde las condiciones climáticas pueden ser letales para los migrantes.

«¿Qué dije yo? Nosotros como mexicanos, si hay una persona extranjera en la frontera, nosotros por razones humanitarias, con menos 7 grados en Ciudad Juárez, pues ni modo de no atender por razones humanitarias a las personas», señaló Sheinbaum, reafirmando que el gobierno mexicano actuará con empatía y en coordinación con el CBP (Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.) para atender a los migrantes, sin comprometerse a aceptar aviones con personas deportadas de otros países.

La posición de México en cuanto al programa MPP

La presidenta mexicana también aclaró que el programa MPP, propuesto por la administración de Trump, es una decisión soberana de Estados Unidos, y que México no asumirá la responsabilidad de recibir migrantes de otros países, como se ha especulado en algunos medios. Sheinbaum insistió en que, si bien México continúa con su labor de apoyo humanitario a los migrantes, el país no se convertirá en un «almacén» de personas deportadas.

«Nosotros lo que tenemos es coordinación, comunicación, sin subordinación y defendiendo siempre a los mexicanos que viven en EE.UU.», enfatizó la mandataria, destacando que el país se mantendrá firme en la defensa de sus connacionales.

Terceros países seguros: El caso de El Salvador

Sheinbaum recordó que, desde hace años, el concepto de «tercer país seguro» ha estado en discusión, particularmente en relación con países como El Salvador. La mandataria hizo hincapié en que, de acuerdo con las políticas de Estados Unidos, El Salvador será el único país dispuesto a recibir migrantes deportados desde EE.UU., incluso si no son salvadoreños. A pesar de este escenario, México se mantendrá firme en su postura de brindar ayuda humanitaria sin aceptar a migrantes de manera forzada.

El Plan ‘México te Abraza’ y la Tarjeta Bienestar Paisano

En cuanto a las medidas de apoyo a los mexicanos deportados, la presidenta informó que el gobierno continuará con el plan «México te Abraza», que busca ofrecer asistencia a los migrantes repatriados. Este programa incluye la instalación de centros de ayuda en diversos puntos del país, donde los migrantes serán orientados para llegar a sus comunidades de origen.

Además, como parte del apoyo económico, los migrantes repatriados recibirán la Tarjeta Bienestar Paisano, que les otorgará un crédito de 2 mil pesos para movilizarse dentro del país y facilitar su regreso a sus hogares. Este esfuerzo está en línea con el compromiso del gobierno mexicano de garantizar el bienestar de sus connacionales y apoyar a aquellos que han sido víctimas de las políticas migratorias de EE.UU.

Conclusión

La postura de Claudia Sheinbaum sobre la migración refleja la clara distinción que hace México entre brindar atención humanitaria a los migrantes y aceptar políticas que comprometan su soberanía. Aunque el gobierno mexicano mantiene una estrecha coordinación con Estados Unidos en temas migratorios, ha dejado claro que no aceptará la designación de México como «tercer país seguro» ni permitirá que se impongan medidas unilaterales que contravengan los principios de respeto y derechos humanos. El compromiso de México con la atención humanitaria sigue siendo firme, pero sin renunciar a sus políticas nacionales.