La gestión de cuentas falsas en redes sociales durante las elecciónes representa un fenómeno creciente y preocupante en la política moderna. Estas prácticas, que abarcan desde la creación de perfiles automatizados (bots) hasta la difusión de desinformación, plantean serias cuestiones éticas y legales.
En diversos contextos políticos, se ha observado la utilización de cuentas falsas para amplificar mensajes partidistas, influir en la opinión pública o desacreditar a oponentes políticos. La proliferación de estas cuentas durante momentos clave de las campañas electorales es notable, con ejemplos evidentes en las elecciones de 2021 en varios países, donde se observó un incremento significativo en seguidores de candidatos políticos y la presencia de las llamadas ‘cuentas golondrinas’, activas solo durante la campaña.
Este uso de cuentas falsas y bots no se limita a un partido o ideología en particular, siendo una táctica utilizada por una amplia gama de actores políticos. Sin embargo, la legalidad de estas prácticas es cuestionable. Aunque la compra y gestión de bots para difundir mensajes políticos pueden ser consideradas como estrategias agresivas de marketing, no necesariamente encajan en un tipo delictivo específico. No obstante, su ética es altamente discutible, especialmente cuando se utilizan para difundir desinformación o noticias falsas.
La influencia de las noticias falsas en las elecciones es un tema de debate. Mientras algunos expertos confirman su impacto significativo en la manipulación de la opinión pública, otros sugieren que aún falta evidencia científica más contundente para establecer una relación directa entre las campañas de desinformación y los resultados electorales.
En este contexto, los ‘fact checkers’ y la alfabetización digital surgen como herramientas clave para combatir la propagación de desinformación. La educación de los votantes y la promoción de una mayor conciencia sobre la verificación de la información son esenciales para mitigar el impacto de estas prácticas.
La UNESCO y otros organismos internacionales enfatizan la importancia de la transparencia y el respeto a las normas electorales en el entorno digital. Asimismo, instan a los Gobiernos y a las empresas de tecnología a adoptar medidas para combatir la desinformación, especialmente durante los períodos electorales.