El Foro Espacio Público y Trabajo Social: Luchas, Resistencia y Acción Colectiva, realizado en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, reunió a académicos y expertos para analizar la importancia de incorporar a las comunidades intergeneracionales en el diseño de proyectos urbanos. Este evento subrayó cómo los espacios públicos deben ser pensados y construidos con la participación activa de sus habitantes, no solo en su ejecución, sino también en su proceso de concepción y evolución.
Guadalupe Imelda Manzo Guerrero, profesora de la ENTS, destacó que el diseño de estos proyectos debe enfocarse en la recuperación de los lazos comunitarios, como parte de un proceso de intervención que favorezca la cohesión social, el sentido de identidad y pertenencia. «Los espacios públicos no solo deben responder a la necesidad física de infraestructura, sino también a un contexto social que promueva el bienestar y el sentido de comunidad», explicó.
Manzo Guerrero insistió en que el trabajo social es esencial para comprender los verdaderos usos de los espacios públicos. La intervención debe ir más allá del diseño arquitectónico, con un análisis de quiénes habitan esos lugares, qué actividades se realizan, y cómo estos se convierten en puntos de encuentro y de vida cotidiana.
En una intervención complementaria, el arquitecto Jaime Fernando González Lozada, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, resaltó que la construcción social del hábitat solo puede alcanzarse si se integra a los usuarios en todas las fases del proyecto: desde la planificación hasta el mantenimiento. «La ciudad la construimos entre todos. Es vital que las comunidades intergeneracionales participen en el diseño, ya que los intereses y las necesidades de cada grupo afectan directamente la calidad de los espacios», afirmó González Lozada.
Francisco Acatzin Espinosa Müller, también profesor de la FA, amplió esta visión, indicando que los espacios públicos deben reflejar las necesidades y problemas específicos de las comunidades. «Es fundamental que estos espacios no solo sean funcionales, sino que se adapten a las dinámicas urbanas y a los distintos usos que cada sector social les da», puntualizó.
En el foro también se destacó la importancia de la Carta por el Derecho a la Ciudad, un documento que promueve la creación de una ciudad incluyente, sostenible y justa, donde la participación ciudadana y el fortalecimiento del tejido social son claves para mejorar la habitabilidad de los espacios públicos.
Para finalizar, Juan Bautista Rojo, presidente de la Fraternidad de Reporteros de México, propuso una alianza entre el ámbito social, académico y mediático para promover el rescate de los espacios públicos y patrimonios culturales. «Es necesario que esta causa sea defendida desde todos los frentes, con un enfoque ético y con el apoyo de la ciudadanía organizada», concluyó.
El foro dejó claro que la integración de todos los sectores de la sociedad en la construcción y el mantenimiento de los espacios públicos es crucial para lograr una ciudad más justa, equitativa y habitable para todos.