Un adiós a Ifigenia: La huella de una luchadora en el congreso Mexicano
Editor web Maya Comunicación 
Por Bruno Cortés
En un rincón de San Lázaro, el ambiente se siente pesado y lleno de respeto. Este lunes, el Congreso Mexicano se prepara para rendir un homenaje luctuoso a Ifigenia Martínez y Hernández, la presidenta de la Mesa Directiva que dejó una huella imborrable en la política nacional. Ricardo Monreal Ávila, el coordinador del grupo parlamentario de Morena y cabeza de la Junta de Coordinación Política, fue quien compartió la noticia con los medios desde la funeraria Gayosso, donde se lleva a cabo el adiós a la legisladora.
Monreal expresó su tristeza al recordar que hace apenas unos días, Ifigenia tuvo el honor de colocar la Banda presidencial a Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar ese cargo. «Era un sueño que se estaba cumpliendo», comentó con un nudo en la garganta. Para Ifigenia, presidir el Congreso y dar la bienvenida a una presidenta mujer era el logro de toda una vida de lucha y dedicación, un símbolo de progreso que ella defendió hasta el final.
Mientras se preparan los detalles para el homenaje en el Palacio Legislativo, donde se espera la asistencia de colegas y figuras políticas, Monreal enfatiza la importancia de recordar a Ifigenia no solo por su rol en el Congreso, sino por ser un ejemplo de congruencia y fuerza en la lucha democrática de México. «Nunca la vamos a olvidar», aseguró. “Siempre estará presente en nuestros corazones y pensamientos”.
El homenaje está programado para mañana a las 12:00 horas, momento en el que el cuerpo de Ifigenia será colocado en el lugar donde tantas veces defendió sus ideales y trabajó por el bien del país. En este acto, se celebrará su vida y su legado, dejando claro que su paso por la política no fue solo un trabajo, sino una verdadera pasión por construir un México mejor.
La historia de Ifigenia Martínez no solo se cuenta en números o políticas, sino en la humanidad que aportó a su labor y en la inspiración que dejó a quienes la rodearon. Su legado es un recordatorio de que, en la política, se pueden hacer grandes cambios desde el corazón y la determinación.
