Los Ángeles, California a 8 de junio, 2025.- En medio de una creciente tensión social, el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional en Los Ángeles para controlar las protestas desatadas por las redadas contra migrantes indocumentados. La medida ha generado fuertes críticas por parte de autoridades estatales y locales, quienes consideran que esto solo echa más leña al fuego.
Durante el fin de semana, el barrio de Paramount —una zona predominantemente latina en la ciudad angelina— fue escenario de enfrentamientos entre manifestantes y agentes federales. Videos difundidos por medios como AFP muestran el uso de gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y enfrentamientos con objetos lanzados por la multitud. Incluso, fue posible ver a manifestantes ondeando banderas mexicanas frente a automóviles incendiados.
“Sea que nos lastimen, sea que nos lancen gas… da igual. Nunca nos detendrán”, expresó una residente latina mientras se oían sirenas de fondo.
Un despliegue que recuerda otros tiempos
Aunque el uso de la Guardia Nacional suele reservarse para emergencias naturales o crisis mayores, Trump ya había recurrido a esta medida en 2020 tras las protestas por el asesinato de George Floyd. Sin embargo, esta nueva movilización marca uno de los despliegues más polémicos de su nuevo mandato, pues ocurre en respuesta a manifestaciones pacíficas que denuncian redadas migratorias.
Para el gobernador Gavin Newsom, la decisión de Trump es «deliberadamente provocadora». En tanto, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, aseguró que aún no hay presencia visible de tropas en la ciudad y criticó la falta de comunicación con el gobierno federal.
Mientras tanto, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, advirtió que incluso podrían recurrir a marines de la base Camp Pendleton si la situación escala. Esta posibilidad ha sido vista por expertos como una señal de militarización preocupante frente a demandas sociales.
Una ciudad en pie de lucha
Las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) —las mismas que provocaron la ira de los residentes— se concentraron cerca de una tienda Home Depot, un lugar donde suelen reunirse jornaleros en busca de trabajo. Aunque no se ha confirmado si fue una redada planeada, los arrestos comenzaron el viernes, lo que desató la primera ola de protestas.
Fernando Delgado, un joven de 24 años y residente de la zona, dijo que las redadas son «una injusticia total». “Somos hispanos, ayudamos a la comunidad, hacemos el trabajo que nadie quiere hacer”, afirmó.
En medio del caos, Trump celebró en su red Truth Social el actuar de las fuerzas de seguridad: “Trabajo bien hecho por la Guardia Nacional”, escribió antes de la medianoche.
Tensión entre gobiernos
La respuesta de Trump ha tensado aún más su relación con el gobierno de California. “Si Newsom y Bass no pueden hacer su trabajo, el Gobierno Federal lo hará. ¡Disturbios y saqueos deben terminar como se debe!”, publicó el presidente, utilizando incluso un apodo ofensivo para referirse al gobernador.
Por su parte, Tom Homan, zar de seguridad fronteriza, defendió las redadas y dijo que “Los Ángeles está más seguro”, aunque miles de residentes consideran que este tipo de operativos solo alimentan el miedo y la discriminación contra comunidades latinas.
¿Qué sigue?
Mientras Trump refuerza su discurso de “tolerancia cero”, en las calles de Los Ángeles hay una comunidad que no piensa quedarse callada. Organizaciones pro-migrantes ya han convocado a nuevas movilizaciones pacíficas, y líderes locales se preparan para enfrentar lo que muchos consideran una estrategia de intimidación federal de cara a la campaña presidencial.
Los ojos del país están sobre California. Una ciudad multicultural, profundamente latina, donde se está escribiendo otro capítulo de la resistencia en Estados Unidos.