Colombia a 8 de junio, 2025.- Miguel Uribe, actual senador y precandidato presidencial en Colombia, sobrevivió a un ataque armado durante un acto de campaña en Bogotá. Pero esta no es la primera vez que la violencia toca su vida: su madre fue víctima del narcotráfico cuando él tenía apenas cuatro años.
La historia de Uribe no solo es política, es profundamente personal. Su madre, Diana Turbay, era una reconocida periodista que fue secuestrada en 1990 por órdenes del capo Pablo Escobar. El secuestro, disfrazado como una supuesta entrevista con un líder guerrillero, tenía un objetivo claro: presionar al gobierno colombiano para frenar la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos. Turbay murió en enero de 1991 durante una operación de rescate.
Esa historia, que marcó a Miguel y a su hermana, fue plasmada por Gabriel García Márquez en su libro Noticia de un secuestro, donde incluso se menciona al pequeño Miguel, que entonces esperaba con angustia el regreso de su madre.
Pero Miguel Uribe no se quedó ahí. Nacido en una familia con raíces políticas —su abuelo Julio César Turbay fue presidente de Colombia entre 1978 y 1982—, estudió derecho, hizo una maestría en Harvard y se convirtió en uno de los políticos jóvenes con más proyección de la derecha colombiana.
Fue concejal, secretario de gobierno de Bogotá y candidato a la alcaldía. En 2022 llegó al Senado con el partido Centro Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe (sin parentesco con él). Desde ahí ha sido una de las voces más críticas del presidente Gustavo Petro y de los diálogos de paz con grupos armados.
Hace unos días, mientras hablaba en un evento de campaña en un barrio popular de Bogotá, un menor de edad presuntamente abrió fuego en su contra. A pesar del ataque, el senador salió ileso. Minutos antes del atentado, había recordado a su madre en su discurso y cómo, a pesar de todo, ha perdonado a quienes estuvieron involucrados en su muerte. “La reconciliación es lo único que le ayuda a uno a dar el paso”, dijo alguna vez en entrevista.
Hoy, con 39 años, padre de un niño pequeño y con aspiraciones presidenciales, Miguel Uribe representa una figura emergente en la política conservadora colombiana. Se autodefine como transparente, sin escándalos de corrupción, y repite constantemente su lema: “Colombia tiene futuro”.
El expresidente Álvaro Uribe lo ha llamado “esperanza de la patria” y lo respalda en su carrera política. Sin embargo, el camino hacia la presidencia no será fácil: deberá competir con otros candidatos fuertes dentro de su partido.
El ataque en su contra ha encendido las alarmas sobre la seguridad de los candidatos en Colombia, un país que ha vivido décadas de violencia política. Basta recordar que entre 1948 y los años 90, cinco aspirantes presidenciales fueron asesinados, muchos de ellos por el narcotráfico aliado con sectores corruptos del poder.
La historia de Miguel Uribe nos recuerda que en Colombia la política y la violencia muchas veces han caminado de la mano. Pero también muestra la resiliencia de quienes, pese a las heridas, siguen apostando por un país diferente.