Por Bruno Cortés
Este anuncio, hecho a través de su plataforma de redes sociales Truth Social, resuena como una declaración de guerra comercial con matices de reforma fiscal. Trump criticó abiertamente el modelo actual de recaudación de impuestos, específicamente el Servicio de Impuestos Internos (IRS), arguyendo que Estados Unidos ha estado gravando a su propia gente mientras alimenta la prosperidad global. «Es hora de que esto cambie», declaró, posicionando el SIE como la herramienta para asegurar que «los que ganan dinero a costa nuestra con el comercio, empiecen a pagar, por fin, su parte justa».
La propuesta no ha sido sin crítica. Expertos en economía y política fiscal han señalado que ya existen mecanismos para la recaudación de aranceles, gestionados principalmente por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. La introducción de una nueva agencia gubernamental plantea dudas sobre su efectividad y eficiencia, especialmente considerando que requiere la aprobación legislativa de un Congreso dominado por republicanos. Sin embargo, el presidente electo parece decidido a marcar su segundo mandato con un sello distintivo de políticas comerciales agresivas.
En la esfera pública, las reacciones son variadas. Mientras algunos ven en esta medida una oportunidad para fortalecer la economía doméstica y proteger a la industria local, otros temen un aumento en los precios de los productos importados, que inevitablemente se trasladarán a los consumidores. Economistas han advertido sobre el riesgo de inflación y posibles represalias comerciales de otros países afectados por esta política.
La comunidad empresarial, especialmente aquellos con fuertes lazos comerciales con naciones como México, Canadá y China, está en alerta. Trump ha mencionado específicamente aranceles punitivos hacia estos países, con la amenaza de incrementos significativos si no se cumplen ciertos requisitos, como el control de la migración y el tráfico de drogas. Este enfoque no solo podría alterar el comercio bilateral sino también las relaciones internacionales.
Desde el lado político, la propuesta ha dividido opiniones. Los demócratas han sido rápidos en criticar lo que consideran un disfraz para aumentar los impuestos a las familias y pequeñas empresas estadounidenses. Por otro lado, algunos republicanos ven en esto una oportunidad para realinear la política fiscal hacia una mayor independencia económica de Estados Unidos.
A nivel internacional, la noticia ha generado inquietud, especialmente entre los socios comerciales de Estados Unidos. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su desacuerdo y ha hablado de posibles «medidas espejo» en respuesta a cualquier arancel impuesto. El mundo observa con atención, esperando ver cómo se materializa esta visión de Trump y cuáles serán sus repercusiones en la economía global.
Con el reloj marcando los días hacia la toma de posesión, la creación del Servicio de Ingresos Externos se perfila como un primer acto contundente de la administración entrante, prometiendo un escenario económico donde el proteccionismo podría redefinir el comercio internacional.