Trump en Davos 2025: Tarifas, Defensa y el Futuro de la Economía Global (Galería de imágenes)

Por Bruno Cortés

En el escenario del Centro de Congresos de Davos, iluminado por los reflectores y con el logo del Foro Económico Mundial brillando en el fondo, la pantalla gigante transmitía la imagen de Donald Trump. Desde la Casa Blanca, su discurso se proyectó en una sala repleta de poderosos CEOs y jefes de estado. A su lado, en la mesa, se encontraban Børge Brende, Presidente y CEO del Foro Económico Mundial, y Klaus Schwab, su fundador y presidente del consejo de administración. La tensión palpable en el aire se mezclaba con la curiosidad sobre qué diría el líder estadounidense en su segundo mandato.

 

Trump inició su discurso con una afirmación contundente: «Estados Unidos está en medio de un boom económico como el mundo nunca antes había visto». Sus palabras resonaron con una mezcla de orgullo y desafío, prometiendo más empleos, menor desempleo y un enfoque en el mercado laboral que, según él, había revitalizado bajo su liderazgo. Sin embargo, no fue todo celebración; también lanzó una crítica directa a la Organización Mundial de la Salud, a la cual acusó de ser una «agencia de relaciones públicas para China» durante la pandemia de COVID-19, provocando murmullos entre la audiencia.

 

El tema de las tarifas fue central. Trump amenazó con imponer más aranceles a productos no fabricados en EE.UU., lo que despertó preocupación entre los empresarios presentes, especialmente aquellos de la Unión Europea. «Queremos comercio justo y recíproco», declaró, mientras su imagen en la pantalla mostraba un rostro decidido. Esta postura no solo afecta a los mercados internacionales sino que también reta a los líderes mundiales a reconsiderar sus estrategias comerciales frente a un Estados Unidos proteccionista.

La defensa fue otro pilar de su intervención. Trump instó a los países de la OTAN a aumentar su gasto en defensa, una demanda que ya había hecho durante su primer mandato pero que ahora parecía más urgente. «La seguridad de nuestro mundo depende de que todos cumplan con sus responsabilidades», afirmó, haciendo un eco de sus políticas anteriores pero con un tono más exigente, considerando el contexto global actual.

 

No todo fue seriedad; hubo momentos de ligereza cuando Trump bromeó sobre su relación con los líderes de negocios presentes, afirmando haber hecho «15 nuevos amigos» en una cena la noche anterior. Estos comentarios suavizaron el ambiente, aunque la tensión subyacente por sus políticas seguía presente. Klaus Schwab, con su característico acento suizo, moderó la sesión con preguntas sobre la reforma fiscal, a lo que Trump respondió hablando de los beneficios para los trabajadores y el crecimiento económico.

 

La audiencia en Davos, un microcosmos del poder global, estaba dividida. Algunos aplaudían las políticas de Trump por su enfoque en la prosperidad nacional, mientras otros veían sus tarifas y críticas como una amenaza a la cooperación internacional. Børge Brende, con su experiencia diplomática, intentó equilibrar la discusión, subrayando la importancia del diálogo y la colaboración.

 

Finalmente, la sesión concluyó con Trump asegurando que su administración trabajaría para terminar la guerra en Ucrania, sin ofrecer muchos detalles sobre cómo. Esta promesa, junto con sus críticas y propuestas, dejó a la audiencia de Davos con mucho en qué pensar y discutir en los pasillos y salones del Foro, mientras se preparaban para los días restantes de debates y negociaciones.

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