La Ciudad de México enfrenta una nueva amenaza geofísica con la posible activación de «sismos lentos» que podrían desencadenarse con lluvias intensas, según explicaron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Estos eventos sísmicos, también conocidos como microsismos, tienen el potencial de provocar deslizamientos en áreas vulnerables como el Ajusco y el Periférico.
Recientes investigaciones de la UNAM han identificado nuevas fallas geológicas bajo la capital, además de las ya conocidas fallas de Mixcoac y Barranca del Muerto descubiertas a principios de 2024. Estas nuevas fallas, consideradas «principales» por su longitud superior a 4 km, podrían estar contribuyendo a la creciente actividad sísmica en la región. La alta actividad de enjambres de microsismos está vinculada a esta compleja red de fallas, y los científicos sugieren que la actividad humana, específicamente la sobreexplotación de los mantos acuíferos, podría estar exacerbando la situación.
Víctor Manuel Cruz Atienza, sismólogo de la UNAM, explicó que los sismos locales podrían causar deslizamientos en las montañas y zonas densamente pobladas, aumentando el riesgo para la infraestructura y la seguridad de los habitantes. «No debemos cometer el error previo a 1985 y subestimar el potencial sísmico de estas fallas superficiales», advirtió Cruz Atienza, recordando el devastador terremoto de 1985 en la capital.
El investigador Eduardo Reinoso Angulo, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, añadió que aunque los microsismos recientes han causado daños al suelo, por el momento no representan una amenaza directa para los edificios. Sin embargo, advirtió que si la magnitud de estos sismos supera 4.5, el riesgo de daños estructurales significativos aumentaría considerablemente.
Además, las fuertes lluvias de las últimas semanas podrían haber actuado como un desencadenante para estos sismos lentos, intensificando los enjambres sísmicos y aumentando la probabilidad de deslizamientos en zonas críticas. La combinación de la demanda excesiva de agua y las precipitaciones intensas crea un escenario propicio para la activación de fallas geológicas, lo que requiere una atención urgente por parte de las autoridades y la comunidad científica.
La UNAM continúa monitoreando de cerca la actividad sísmica en la CDMX y recomienda a los ciudadanos estar preparados y mantenerse informados sobre las medidas de seguridad ante posibles emergencias. La colaboración entre instituciones y el fortalecimiento de la infraestructura son esenciales para mitigar los riesgos asociados a estos nuevos desafíos geofísicos.