Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, habló abiertamente sobre los desencuentros que el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) tuvo con el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, antes de que este dejara su puesto. Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, Sheinbaum detalló dos temas clave que marcaron las tensiones entre ambos gobiernos en el último periodo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los principales puntos de discordia, según Sheinbaum, fue el asunto de la reforma judicial, un tema que generó discrepancias dentro de la administración de la 4T. La mandataria mexicana indicó que el embajador estadounidense mostró posiciones contradictorias sobre esta reforma, “un día lo aplaudió y al otro lo reprobó”, lo que dejó claro que no había una postura coherente por parte de Salazar.
Además, Sheinbaum destacó que no le correspondía al embajador de EE. UU. opinar sobre un asunto interno de México como lo es la reforma al Poder Judicial, especialmente cuando otros embajadores de diferentes países no se pronuncian sobre temas similares. «No tenían por qué opinar sobre un asunto que le compete solo a México», señaló con firmeza.
El segundo desencuentro relevante, según la presidenta, ocurrió cuando el presidente López Obrador decidió poner en pausa las relaciones con Salazar, después de la detención de Ismael «Mayo» Zambada, un narcotraficante mexicano, en un aeropuerto de Nuevo México. Sheinbaum manifestó que no ha quedado claro el nivel de participación de EE. UU. en la detención y la forma en que la operación se desarrolló en suelo mexicano. «Es importante que ese tema se aclare», subrayó, refiriéndose a las implicaciones que esta acción podría haber tenido sobre la soberanía nacional.
A pesar de estos episodios, Sheinbaum insistió en que estos desencuentros no significaron un quiebre en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, ya que ambas naciones continúan siendo socios importantes. «No de las relaciones, es lo mismo que con España», señaló en referencia a otros episodios de tensión internacional.
Por su parte, Ken Salazar, quien dejó el cargo de embajador de EE. UU. en México después de más de tres años, se despidió con un mensaje en el que destacó su trabajo durante su mandato y recalcó que no se arrepentía de nada. “Me voy mejor, sintiéndome que llevamos un trabajo fuerte y bueno, que se debía llevar entre los dos países”, afirmó Salazar en su rueda de prensa de despedida, destacando que en su tiempo al frente de la embajada recorrió los 32 estados de México y promovió una cooperación histórica entre ambos países.
La relación bilateral enfrenta un nuevo cambio con la llegada del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien tomará posesión del cargo el próximo 20 de enero. Trump ha nominado al coronel en retiro Ronald Johnson como nuevo embajador en México, quien deberá ser aprobado por el Senado de EE. UU. en los próximos días.