Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se pronunció sobre las críticas a la reciente aprobación de la reforma conocida como Ley de Supremacía, la cual modifica la Ley de Amparo y establece que este recurso no será procedente frente a cambios constitucionales. En respuesta a la inquietud sobre si esta medida atenta contra los equilibrios entre los poderes, Sheinbaum aseguró que se trata de una propuesta del Congreso que busca formalizar una situación ya existente en la ley.
Durante una conferencia, la mandataria subrayó que el amparo improcedente frente a reformas constitucionales ya estaba presente en la legislación anterior, y su inclusión en la Constitución busca dar mayor claridad. «Ahora viene una andanada de críticas, solo vean lo que dicen los líderes del bloque conservador y algunos medios de comunicación», expresó.
Críticas de Empresarios y la Reacción de Sheinbaum
La presidenta también hizo referencia a un tuit del empresario Claudio X. González, quien afirmó que su administración había sido marcada como autoritaria en menos de un mes. “Qué cierta era eso de ‘un peligro para México’”, citó Sheinbaum, refiriéndose a las advertencias previas sobre su gobierno.
Con una actitud desenfadada, la presidenta se defendió mostrando su trabajo con empresarios, tanto mexicanos como estadounidenses, y sugirió que la percepción de autoritarismo proviene de un grupo específico. «¿Quién es Claudio X. González? Es el jefe del PRIAN, un ‘junior’ que ahora quiere comandar la Suprema Corte de Justicia», afirmó, acompañando su declaración con una foto del empresario con líderes de la oposición.
La Respuesta a las Críticas del PRIAN
Sheinbaum continuó su crítica al PRIAN, señalando que el bloque opositor había obtenido la peor votación en su historia en las elecciones del 2 de junio. “Lo único que crearon fue Mexicanos Contra la Corrupción, que tiene un financiamiento cuestionable”, enfatizó. La mandataria se mostró firme al afirmar que su gobierno no es autoritario y que está comprometido con la democracia y la libertad.
«El hecho de que se cuestionen nuestras decisiones no significa que estemos destruyendo la democracia», concluyó, reafirmando su postura ante las acusaciones.
Este intercambio resalta la creciente polarización en el discurso político mexicano, en el que la administración de Sheinbaum se encuentra en el centro de un debate sobre el balance entre poder legislativo y judicial.