Por Juan Pablo Ojeda
En un giro importante para el sistema judicial mexicano, el Senado ha comenzado a analizar la reciente reforma propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que pretende revolucionar la forma en que elegimos a nuestros jueces, magistrados y ministros. Esta reforma, que fue aprobada con gran respaldo en la Cámara de Diputados, está generando un gran revuelo y se encamina a convertirse en una de las reformas más significativas de la administración actual.
La reforma en cuestión propone que, en lugar de ser designados por procesos internos y a veces opacos, los jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto popular. Así es, la idea es que los ciudadanos tengan el poder de decidir quién ocupa estos importantes cargos, que hasta ahora eran seleccionados a través de un proceso más cerrado y menos accesible al ojo público.
El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, del Partido del Trabajo (PT), confirmó que la minuta con la reforma ya llegó al Senado. En una conferencia de prensa, Fernández Noroña explicó que el documento ha sido enviado a las comisiones responsables de analizarlo: la Comisión de Puntos Constitucionales y la Comisión de Estudios Legislativos, ambas dirigidas por senadoras de Morena, Ernestina Godoy y Citlalli Hernández.
Este paso es crucial porque marca el inicio del análisis detallado de la reforma. Fernández Noroña aseguró que el Senado se apegará a todos los tiempos y procedimientos establecidos para asegurar un debate completo y transparente. La reforma será leída por primera vez en el pleno del Senado el próximo martes 10 de septiembre, y se discutirá en una sesión plenaria al día siguiente para someterla a votación general.
Uno de los aspectos más destacados de la reforma es el calendario propuesto para la elección de jueces y magistrados. La reforma establece que la primera mitad de los cargos será elegida por el voto popular en junio de 2025, mientras que la segunda mitad se elegirá en junio de 2027. Fernández Noroña afirmó con firmeza que “no hay poder en la tierra” que pueda detener este proceso legislativo y la voluntad popular expresada en el mandato del 2 de junio.
Además, el senador no descartó la posibilidad de cambiar el lugar de las sesiones en caso de protestas contra la reforma. Así como sucedió durante la discusión en la Cámara de Diputados, donde se presentaron manifestaciones, el Senado podría considerar sesiones en ubicaciones alternas para asegurar que el trabajo legislativo continúe sin interrupciones.
En resumen, la reforma al Poder Judicial promete transformar la forma en que se eligen los jueces en México, brindando a los ciudadanos un papel más activo en la selección de quienes impartirán justicia. Con el proceso en marcha, queda por ver cómo se desarrollará el debate en el Senado y cómo reaccionará la opinión pública a esta propuesta tan ambiciosa.