Por Juan Pablo Ojeda
Este 3 de octubre, Claudia Sheinbaum Pardo, la presidenta de México, fue reconocida formalmente como «Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas» en una ceremonia emblemática organizada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Guardia Nacional (GN). El evento, realizado en las instalaciones de Campo Marte, en Chapultepec, marca un hito en la historia del país al ser la primera vez que una mujer asume este alto mando militar.
Poco después de las 11:00 horas, la mandataria llegó acompañada del Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles y del General Ricardo Trevilla Trejo. Tras un recorrido por el recinto, Sheinbaum tomó su lugar en el presídium, donde se llevó a cabo una serie de discursos que destacaron la importancia de su investidura.
Durante su intervención, el Almirante Morales Ángeles subrayó que el pueblo de México no se equivoca al respaldar a Sheinbaum. “El México de hoy es testigo de uno de los cambios más significativos en la historia de la vida nacional: ha sido investida la primera mujer de nuestro país con la banda presidencial”, declaró, reconociendo su nuevo papel como Comandanta Suprema.
Asimismo, el General Trevilla Trejo enfatizó el carácter inédito del evento, recordando que millones de mexicanos eligieron a Sheinbaum como presidenta. “Para los soldados de la República, este orgullo se enaltece”, comentó, destacando la motivación de las Fuerzas Armadas para enfrentar los desafíos del país bajo su liderazgo.
El cargo de «Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas» otorga a la presidenta la máxima autoridad sobre el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Esto implica no solo la responsabilidad de dirigir y administrar las instituciones militares, sino también la capacidad de autorizar la intervención de las Fuerzas Armadas en situaciones de emergencia, desastres naturales y en el mantenimiento del orden público.
La toma de posesión de Sheinbaum como Comandanta Suprema no solo representa un avance significativo en la representación femenina en altos cargos del gobierno, sino que también establece un precedente histórico en la política mexicana. La presidenta se comprometió a guiar al país con responsabilidad y liderazgo, reforzando su compromiso con la seguridad y el bienestar de los mexicanos.