Por Juan Pablo Ojeda

El tema de la migración irregular ha sido un punto central en la agenda de Donald Trump desde su primera presidencia, y ahora, de cara a su segundo mandato, ha renovado su intención de reinstaurar el controvertido programa Quédate en México, también conocido como Migrant Protection Protocol (MPP), para controlar el flujo de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos. Este programa, que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras se resolvían sus solicitudes, fue severamente criticado por organizaciones defensoras de derechos humanos debido a las condiciones de inseguridad en las zonas fronterizas donde los migrantes eran retenidos, especialmente en estados como Tamaulipas.

En 2022, el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador decidió poner fin al programa, después de que más de 71,000 migrantes fueran forzados a permanecer en México bajo este protocolo. Sin embargo, el regreso de Trump a la Casa Blanca ha reavivado la posibilidad de su reinstauración.

Defensores del programa y postura mexicana

En los últimos días, la gobernadora de Dakota del Sur y futura secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, ha expresado su apoyo a la reactivación del programa. Según Noem, ella y Trump han discutido extensamente sobre la necesidad de restablecer el MPP, y afirmó que ambos trabajarán al 100% para implementarlo nuevamente, tal como lo hizo durante el primer mandato de Trump. En este contexto, el retorno del MPP está en el centro del debate migratorio en ambos países.

Desde la perspectiva del gobierno mexicano, esta propuesta es rechazada. El canciller de México, Juan Ramón de la Fuente, expresó en una reciente conferencia que, aunque Estados Unidos tiene el derecho de tomar decisiones unilaterales en materia migratoria, México no está de acuerdo con la reinstauración del programa. De la Fuente recalcó que el MPP fue una política que el gobierno de López Obrador nunca respaldó, y subrayó que en caso de que Estados Unidos decida reactivarlo, México no asumirá ninguna obligación derivada de este protocolo.

“Es una decisión unilateral que toman ellos, sí, lo pueden hacer, pero no necesariamente lo compartimos. De hecho, no lo compartimos, tenemos un enfoque distinto, pero vamos encontrando mecanismos de ajuste. No implica el MPP obligaciones para México, aunque se pueden llegar a algunos acuerdos”, indicó el canciller en su intervención.

Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reiteró su postura contraria a la reinstauración del MPP. En su conferencia matutina, la mandataria destacó que su administración no aceptará el regreso del programa y que buscará alternativas más humanitarias para gestionar los flujos migratorios. Sheinbaum también propuso que, en lugar de obligar a los migrantes a esperar en la frontera, se pueda habilitar la aplicación CBP One, para que los solicitantes de asilo puedan hacer sus trámites a distancia desde el sur de México o de otros países, evitando así el peligro y la incertidumbre de esperar en zonas fronterizas.

Desafíos y soluciones migratorias

El regreso de Trump y su plan de endurecer las políticas migratorias ha generado un escenario de incertidumbre en la frontera sur de México. Sin embargo, el gobierno mexicano continúa buscando soluciones que garanticen el respeto a los derechos humanos de los migrantes, al tiempo que maneja la relación bilateral con Estados Unidos, que es clave para la seguridad y el comercio en la región.

México se encuentra en una posición delicada, ya que debe equilibrar su soberanía con las presiones de Estados Unidos sobre el control de la migración irregular. En este sentido, la administración de Sheinbaum insiste en que se deben encontrar soluciones que no pongan en riesgo la dignidad de los migrantes ni la seguridad de las comunidades fronterizas, mientras buscan fortalecer los mecanismos de cooperación con Estados Unidos.