La crema de avellana es un producto que muchos consideran un deleite para el desayuno o la merienda. Sin embargo, un análisis realizado por la organización mexicana El Poder del Consumidor advierte sobre los riesgos asociados a su consumo. Más allá de su delicioso sabor, este producto podría estar poniendo en riesgo la salud de quienes lo consumen con frecuencia, especialmente niños y adolescentes.
Uno de los puntos más alarmantes del análisis es la presencia de TBHQ (butilhidroquinona terciaria), un conservante que, según estudios recientes, podría tener efectos citotóxicos, genotóxicos, cancerígenos y mutagénicos en dosis mayores a 0.7 mg/kg. Este aditivo, utilizado para prolongar la vida útil de los productos, ha generado preocupación en el ámbito de la salud pública debido a sus posibles impactos adversos.
La crema de avellana analizada, comercializada bajo el nombre Cremino Avellana, destaca por su elevado contenido de azúcares, grasas saturadas y calorías:
- Azúcares: 12.15 gramos por porción de 30 gramos, lo que equivale a 2.43 cucharadas cafeteras, superando los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Calorías: 284.8 por porción, representando casi el 8% de la ingesta calórica diaria sugerida para un adulto promedio.
- Grasas saturadas: 2.49 gramos por porción, también por encima de los estándares de una dieta balanceada.
El resultado: una porción aparentemente pequeña de este producto contribuye en gran medida al consumo de ingredientes que, en exceso, se relacionan con enfermedades metabólicas como obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Un contenido nutricional cuestionable
Aunque se comercializa como una crema de avellanas, el producto contiene apenas un 2.7% de este ingrediente, lo que equivale a solo 9.45 gramos de avellanas por envase. Sus principales componentes son azúcares añadidos (sacarosa y jarabe de maíz), aceites vegetales, sólidos de leche y cocoa, relegando las avellanas a un papel secundario.
Según los estándares de la NOM-051, este producto supera los límites permitidos de azúcares añadidos, calorías y grasas saturadas, por lo que debería incluir advertencias visibles en su etiquetado. A pesar de ello, su presentación y promoción pueden dar la impresión de ser una opción indulgente y saludable, lo que podría confundir a los consumidores.
Si bien la crema de avellana es un alimento popular, su consumo frecuente y en grandes cantidades podría tener consecuencias negativas para la salud. Es fundamental que los consumidores estén informados sobre lo que realmente están llevando a su mesa y busquen alternativas más saludables para disfrutar sin comprometer su bienestar.