Por Bruno Cortés
El nuevo Presupuesto de Egresos de la Federación para 2025, aprobado recientemente por la Cámara de Diputados, pinta un panorama de retos y ajustes. Con un gasto total proyectado de 9.30 billones de pesos, la administración federal busca equilibrar las cuentas, darle un respiro a las finanzas públicas y enfrentar la inflación con un enfoque estratégico.
Pero, ¿qué significa todo esto para México? Vamos a desmenuzarlo con un toque amable.
El ajuste que busca la estabilidad
Con una reducción del 3.3% en términos reales respecto al año pasado, este presupuesto tiene como estrella invitada a la austeridad fiscal. Aunque suena complicado, la meta es simple: gastar con prudencia para reducir el déficit fiscal, que bajará del 5.9% del PIB en 2024 al 3.9% en 2025.
¿Cómo lo lograron? Se hizo un recorte inteligente en ciertas áreas, como la inversión en infraestructura, que pasa de 932.4 mil millones de pesos a 848.7 mil millones. Aunque puede parecer una mala noticia, la clave está en priorizar lo esencial, como programas sociales y sectores estratégicos.
Inflación: el elefante en la sala
La inflación, que para 2024 cerrará en torno al 4.3%, será un reto, pero hay buenas noticias: en 2025 se espera que baje al 3.5%, según la Secretaría de Hacienda. Esto ayudará a que los pesos rindan más, tanto en el bolsillo de los ciudadanos como en las arcas del gobierno.
Aunque algunos sectores verán reducciones, esto no significa que las cosas se detendrán. En salud, educación y programas sociales como las pensiones para adultos mayores (con un presupuesto de 483 mil millones de pesos), el gobierno mantiene su compromiso de apoyar a los más vulnerables.
Prioridades claras: bienestar y eficiencia
El gobierno ha dejado claro que, aunque los tiempos son complicados, los pilares sociales siguen firmes. Programas como Jóvenes Construyendo el Futuro y las Becas Benito Juárez permanecen intactos, mostrando que la prioridad está en quienes más lo necesitan.
Por otro lado, la inversión en energía recibe un empujón con incrementos en el presupuesto de la CFE y el ISSSTE, garantizando servicios básicos y fortaleciendo áreas clave.
Narrativa optimista: retos que se convierten en oportunidades
Si bien la reducción en infraestructura y defensa puede parecer alarmante, esto forma parte de una estrategia de reorganización. México está apostando por un futuro donde se gaste mejor, con menos deuda y un manejo responsable de los recursos.
La clave estará en cómo se ejecutan estos recursos. Si las prioridades se cumplen y la inflación se mantiene bajo control, 2025 podría ser el año en que el país respire un poco más tranquilo y las finanzas públicas caminen hacia un equilibrio sostenible.