La natación olímpica en ‘La Défense Arena’ de París ha sido emocionante y competitiva, aunque sin récords mundiales en los primeros cuatro días. La posible razón: una piscina desmontable con una profundidad ligeramente menor a la estándar.
Katie Ledecky, la estrella estadounidense, comentó: «He oído los rumores, pero al final del día estamos aquí para competir. Todos somos nadadores rápidos. Hacemos que la piscina sea tan rápida como queramos que sea». Este optimismo contrasta con la preocupación sobre la profundidad de la piscina, que es de 2,2 metros en lugar de los 2,5 metros exigidos para futuras competencias por World Aquatics, la organización rectora de los deportes acuáticos.
Aunque se han establecido cinco récords olímpicos, algunos tiempos han sido notablemente más lentos. David Popovici, de Rumania, ganó el oro en los 200 metros libres masculinos con un tiempo de 1:44.72, el más lento desde los Juegos de Sydney 2000. Asimismo, Nicolò Martinenghi, de Italia, ganó los 100 metros pecho con 59.03 segundos, un tiempo que no habría sido suficiente para una medalla en las últimas dos ediciones olímpicas.
A pesar de estos tiempos, la competencia sigue siendo feroz y los favoritos continúan destacándose, demostrando que, aunque la piscina no sea perfecta, la determinación y el talento de los nadadores son lo que realmente importa.