Por Bruno Cortés
Imagen por Grok AI
¡Qué lío se ha armado en las filas de Morena! Imagínense, estamos hablando de un pleito que parece sacado de una telenovela política, donde los protagonistas son Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Todo empezó con el recorte al presupuesto del Senado para el 2025, algo que, si te pones a pensarlo, podría financiar más de unos cuantos viajes a Cancún o a Los Cabos.
Primero, Adán Augusto sale con que hay irregularidades en contratos por la friolera de 150 millones de pesos bajo la gestión de Monreal. Pero Monreal no se queda callado y asegura que todo eso son puras mentiras, que se trata de una campaña en su contra. Aquí es donde entra Gerardo Fernández Noroña, diciendo que Monreal no atendió una instrucción sobre el presupuesto. Pero, ¿cuál instrucción? Ahí es donde la cosa se pone interesante, porque nadie lo aclara del todo.
Ahora, pensemos: ¿era correcto que Monreal siguiera las instrucciones de Adán Augusto? Por un lado, si Monreal está en su papel de líder de la JUCOPO en San Lázaro, tiene una responsabilidad y autonomía. No es como si alguien puede venir y decirle «haz esto o lo otro» sin una buena razón. Pero, por otro lado, si esas instrucciones eran para ajustar gastos o transparentar cuentas, quizás era lo que necesitaban para evitar este enredo.
La verdad es que, sin saber exactamente qué instrucción se ignoró, es complicado decidir si Monreal sobrepasó sus atribuciones o si estaba defendiendo su terreno. En Morena, como en cualquier partido con poder, hay una lucha constante por quién manda más, y esto parece más una prueba de fuerza que otra cosa.
Lo que sí sabemos es que Claudia Sheinbaum ha pedido calma, esa «cabeza fría» para resolver esto sin que se convierta en un telenovelón que afecte el trabajo legislativo. Pero, amigos, en el mundo de la política, estas riñas internas son como el pan de cada día.
Y hablando de viajes, si este drama político tuviera un destino, sería algo así como ir a Chiapas, donde Sheinbaum ha estado, a tratar de resolver el lío mientras disfrutas de un buen café chiapaneco y las maravillas arqueológicas de Palenque.
Al final, lo que queda claro es que estos conflictos son parte del colorido tapiz de la política mexicana, donde no solo se discuten leyes, sino también quién va a tener la última palabra. Y mientras tanto, nosotros, los ciudadanos, solo esperamos que estas discusiones internas no nos cuesten más de lo que ya están costando.