Los beneficios de montar en bicicleta extendiéndose más allá del simple disfrute al aire libre son ahora más evidentes gracias a un nuevo estudio publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise. La investigación, apoyada parcialmente por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), analizó a 2,600 personas promediando los 64 años de edad. A través de encuestas sobre actividad física y pruebas de rayos X, se demostró que quienes pedalean regularmente poseen un 21% menos de probabilidades de desarrollar signos de osteoartritis en comparación con los no ciclistas.
La Dra. Grace Lo, del Baylor College of Medicine y autora principal del estudio, resalta la significativa reducción de la osteoartritis en ciclistas, lo que subraya el papel preventivo de esta actividad. Matt Harkey, coautor y profesor asistente en la Universidad Estatal de Michigan, añade que el ciclismo fortalece los músculos alrededor de las rodillas, protegiendo y mejorando la funcionalidad de las articulaciones. Además, el movimiento rítmico del pedaleo promueve la circulación del líquido sinovial, esencial para lubricar y nutrir el cartílago articular.
Más allá de su impacto en las articulaciones, el ciclismo también contribuye a la longevidad. Brooks Boliek, un ciclista de 65 años, lo considera su «droga para la longevidad», proporcionándole no solo bienestar físico sino también emocional y psicológico. Por su parte, Norman Lazarus, profesor emérito del King’s College de Londres, advierte sobre la importancia de una técnica adecuada y un equipo correctamente ajustado para evitar lesiones, especialmente en ciclistas mayores.
A pesar de los riesgos asociados, como los accidentes de tráfico, el estudio refuerza la idea de que montar en bicicleta es una de las formas más seguras y efectivas de extender la esperanza de vida y prevenir enfermedades crónicas, como la artritis. La evidencia sugiere que incluso montar una hora por semana puede reducir significativamente las posibilidades de una muerte prematura.