Por Bruno Cortés
Marko Cortés Mendoza, senador del Partido Acción Nacional (PAN), está dando de qué hablar en el Congreso mexicano. En un tono desafiante, lanzó un reto a los legisladores de Morena para que apoyen su propuesta de reforma constitucional, que busca que el pueblo elija al presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) mediante voto directo. Esta idea, que se parece a lo que se está haciendo con el Poder Judicial, tiene un trasfondo muy interesante.
Cortés explicó que la CNDH es una especie de defensor del pueblo, encargada de proteger a quienes han sido vulnerados por las autoridades de todos los niveles de gobierno. Es decir, si alguien siente que sus derechos han sido pisoteados, esta comisión es a donde debe acudir. Sin embargo, en su opinión, la actual forma de elegir a su titular no está funcionando. “Hoy, esta comisión es un cero a la izquierda”, comentó Cortés, refiriéndose a la falta de efectividad y reconocimiento de la CNDH.
La propuesta de Cortés es clara: si la CNDH es realmente la gran defensoría del pueblo, ¿por qué no dejar que la gente decida quién debe liderarla? A diferencia de los jueces y magistrados, que requieren una formación técnica específica, el titular de la CNDH debería ser alguien que refleje la voluntad del pueblo. En su conferencia, mencionó que se necesita un cambio significativo en la forma de elegir a esta figura tan importante, que defiende derechos humanos y lucha contra abusos de poder.
Además, Cortés hizo un llamado urgente a los legisladores de Morena y sus aliados para que detengan una convocatoria que permitiría a la actual titular, Rosario Piedra Ibarra, reelegirse, a pesar de las críticas y las denuncias de organizaciones que defienden los derechos humanos. “Quiero lanzar el reto al régimen morenista: que se pare esta convocatoria y que hagamos que el pueblo decida quién estará al frente de la CNDH”, expresó con firmeza.
Este planteamiento toca un punto sensible en la política mexicana: la necesidad de una mayor participación ciudadana en los procesos de elección de figuras que tienen un impacto directo en la vida de las personas. Si se implementa, podría ser un paso hacia una mayor rendición de cuentas y una CNDH más alineada con los intereses y necesidades de la ciudadanía.
Así que, mientras el Congreso discute esta propuesta, la pregunta queda en el aire: ¿debería el pueblo tener la voz para elegir a quien defiende sus derechos?