“Los Policías”: Un espejo mordaz de la verdad que nadie quiere ver

Por Bruno Cortés

En un rincón de la colonia Condesa, donde el bullicio cultural nunca descansa, el Foro Shakespeare se transforma cada domingo en un escenario donde el arte revela las verdades que las palabras no se atreven a decir. Este febrero, «Los Policías», la más reciente puesta en escena del Grupo Teatral Emergente, celebra no solo los 18 años de trayectoria de esta compañía, sino también el poder del teatro como arma crítica frente a los regímenes totalitarios.

Desde el primer momento, la obra atrapa al espectador con un diseño escénico minimalista que, lejos de simplificar la narrativa, amplifica el peso de cada palabra y cada gesto. El director Jesús Delgado, con más de 15 años de experiencia y una sensibilidad aguda para los textos satíricos, logra construir un universo donde lo absurdo se convierte en una herramienta para desnudar las dinámicas del poder.

Inspirada en el universo literario de Sławomir Mrożek, «Los Policías» es una sátira que no solo arranca carcajadas, sino que también deja un nudo incómodo en el estómago. Es ese humor que, como bien señala Delgado, “hace que el chiste se cuente solo” mientras señala, sin misericordia, los excesos del autoritarismo.

La trama sigue a un grupo de policías del pensamiento que, al liberar al último preso político, enfrentan una crisis existencial: sin disidencia que perseguir, ¿qué les queda? Lo que sigue es un desfile de situaciones tan hilarantes como inquietantes, donde el absurdo se convierte en una herramienta para cuestionar la uniformidad del pensamiento, el control del Estado y, en última instancia, la fragilidad de nuestras democracias.

El elenco, encabezado por Pastor Oviedo, Simona Magdalena Chirinos Jiménez y Leonardo Torres, ofrece actuaciones magistrales que oscilan entre lo cómico y lo trágico. Cada gesto, cada palabra, está cargada de ironía y verdad, logrando que el público ría a carcajadas mientras reflexiona sobre la fragilidad de la libertad.

Detrás de esta experiencia teatral hay un equipo de gran renombre que eleva la obra a un nivel magistral. Edgar Mora, con su diseño de iluminación, crea atmósferas que oscilan entre la opresión y el surrealismo. Giselle Sandiel, en el diseño de vestuario, dota a los personajes de una estética que combina lo caricaturesco con la sobriedad, mientras que el maquillaje de Aketzali Reséndiz añade un toque visualmente impactante que refuerza el mensaje de la obra.

“Los Policías” no es una obra fácil. No porque sea difícil de seguir, sino porque obliga a los espectadores a mirar de frente las estructuras de poder que muchas veces preferimos ignorar. Como dice Delgado, “el arte debe salirse de una representación meramente realista para evidenciar el sinsentido de pretender ocultar lo evidente”. Y esta obra, sin duda, lo logra con una precisión quirúrgica.

En un país donde la democracia se tambalea y la verdad se disputa a diario, el teatro tiene la capacidad de convertirse en un espacio de resistencia. “Los Policías” no solo entretiene; exige reflexión, cuestiona y, quizás lo más importante, incomoda. Es una experiencia imperdible para quienes buscan en el arte algo más que simple entretenimiento.

Con funciones todos los domingos de febrero a las 18:00 horas en el icónico Foro Shakespeare, «Los Policías» se perfila como uno de los eventos teatrales más relevantes del año. Porque en tiempos de crisis, el arte —y especialmente el teatro— sigue siendo el espejo más honesto de la sociedad.

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