León XIV llama a una Iglesia de paz y cercanía

Por Juan Pablo Ojeda

 

El nuevo pontífice de la Iglesia católica, el estadounidense Robert Francis Prevost, elegido como papa León XIV, ofreció este jueves su primer mensaje al mundo desde el balcón de la basílica de San Pedro con un discurso profundamente emotivo y simbólicamente reformista. En su intervención, redactada por escrito —a diferencia de la tradición improvisada de sus predecesores—, el papa hizo un llamado directo a la paz, a la unidad global y a una Iglesia abierta, especialmente hacia quienes más sufren.

«La paz sea con ustedes«, fue la frase con la que inició su mensaje, evocando las palabras del Cristo resucitado, y marcando el tono de un pontificado que, según analistas, podría continuar la senda progresista de su predecesor, el papa Francisco. León XIV agradeció explícitamente al pontífice emérito por su legado de compasión y apertura: «Gracias, papa Francisco», pronunció con la voz visiblemente emocionada.

El nuevo líder de los católicos subrayó que la paz que desea promover no es una paz superficial, sino una “paz desarmante, humilde y perseverante que viene de Dios”, llamando a la construcción de “puentes a través del diálogo y el encuentro”. Su mensaje fue un fuerte recordatorio de su visión de una Iglesia sin exclusiones, centrada en el acompañamiento a los más vulnerables.

Dirigiéndose a los cardenales que lo eligieron en la cuarta votación del cónclave, León XIV expresó su voluntad de ser un papa misionero: “Caminar junto a ustedes como una Iglesia unida, buscando siempre la paz y la justicia… sin miedo a anunciar el Evangelio”. Reafirmó su compromiso con una “Iglesia sinodal”, que camina con el pueblo y que extiende su caridad a todos sin distinción.

Un gesto notable en su aparición pública fue la inclusión del español en su discurso, dedicado especialmente a su «querida diócesis de Chiclayo», en Perú, donde sirvió como obispo y misionero durante años. “Un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”, afirmó con gratitud.

Prevost, miembro de la Orden de San Agustín y el primer papa estadounidense en la historia, cerró su intervención con una oración a la Virgen María por la paz del mundo y por la unidad de la Iglesia, concluyendo un discurso que, en forma y fondo, traza los contornos de una nueva etapa en el Vaticano: la de una Iglesia que abraza el cambio, sin renunciar a su esencia espiritual.

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