Leire Martínez se despidió del grupo… pero no en silencio. Su nueva canción, «Mi Nombre», es el equivalente musical a un portazo elegante pero con dedicatoria. Tras casi dos décadas al frente de La Oreja de Van Gogh, la cantante decidió colgar el uniforme de buena onda y estrenar su propia voz —y no hablamos solo de lo vocal.
La canción, lanzada el 11 de abril de 2025, no sólo marca su regreso en solitario, sino que también parece una catarsis disfrazada de pop. Leire no menciona nombres, pero tampoco hace falta. Con letras como “nunca fui tuya, búscate a alguien que me sustituya”, cualquiera que haya seguido su trayectoria entiende perfectamente el subtexto. Esto no es una balada romántica: es una carta de renuncia con melodía.
Desde su salida del grupo en octubre de 2024, los rumores se fueron como hilo de media. El comunicado oficial de la banda fue tan tibio como una sopa recalentada: “diferentes maneras de vivir el grupo”. Ajá. Pero en «Mi Nombre», Leire dice lo que muchos suponían: que la separación fue más emocional que administrativa. Y que ella tiene cosas que decir. Muchas.
En entrevistas posteriores, la cantante ha dejado claro que «Mi Nombre» no es venganza, sino liberación. Una forma de cerrar un ciclo sin necesidad de prenderle fuego a la casa (aunque unas brasitas sí dejó). De hecho, en una aparición reciente en “La Revuelta”, bromeó con que el tema pudo haberse llamado «Me cago en tus muertos», pero eligió algo más elegante. Casi poético.
Y es que, más allá del chisme, lo que hay es música. Buena. La producción es sólida, la letra punzante y la interpretación —como siempre— impecable. Además, Leire anunció que ya tiene 12 canciones maquetadas para su nuevo álbum que verá la luz en 2026. Es decir, no es un capricho: es una declaración de independencia musical.
A esto se suma su participación en un concierto solidario en noviembre pasado, donde cantó incluso un tema de Amaia Montero, mostrando que puede cerrar ciclos con clase. En un mundo musical donde los egos suelen estallar como fuegos artificiales, Leire optó por usar la música como terapia, y eso, en estos días, también es un acto de valentía.
Así que sí, “Mi Nombre” es más que un simple debut solista: es una especie de juicio lírico, una catarsis disfrazada de estribillo. Y mientras algunos siguen buscando culpables, Leire hace lo que sabe hacer mejor: cantar como si fuera la última vez, pero con la certeza de que es la primera de muchas.