Por Bruno Cortés / Imagen Grok AI
En los últimos años, la frontera entre Estados Unidos y México se ha convertido en un escenario de dolor para muchas familias migrantes. En 2018, bajo la administración de Trump, miles de niños fueron separados de sus padres como medida disuasoria contra la inmigración ilegal. La promesa de una vida mejor se transformó en una pesadilla para estos menores, quienes, según HRW, han sido víctimas de una política cruel y deshumanizante.
En ciudades como McAllen, Texas, las historias de estas familias se escuchan en murmullos y llantos en las estaciones de autobús, donde esperan noticias de sus hijos perdidos. La organización HRW ha documentado casos donde incluso después de la orden ejecutiva de Trump para detener la separación de familias, el proceso de reunificación ha sido caótico y plagado de obstáculos.
La realidad es que muchos de estos padres fueron deportados sin sus hijos, dejando a los menores en un limbo legal y emocional. Michael García Bochenek, asesor principal sobre derechos de la infancia de HRW, ha señalado que el gobierno estadounidense presumiblemente tiene información sobre el paradero de estos niños, pero no se ha elaborado un informe detallado al respecto, lo que incrementa la sensación de abandono y desamparo.
La política de separación no solo ha sido una estrategia de disuasión, sino que ha sido ejecutada con una intención de castigo, según revelan documentos y correos electrónicos analizados por HRW. Esta práctica podría constituir tortura bajo el derecho internacional, ya que ha causado sufrimiento grave e intencionado a familias enteras.
Bajo la administración de Joe Biden, se han hecho intentos para reparar el daño, ofreciendo estatus temporal y permisos de trabajo a algunos padres, pero el daño psicológico y la separación continúan siendo una herida abierta en muchos corazones. El informe de HRW insta al Senado estadounidense a rechazar el nombramiento de cualquier funcionario involucrado en dichas políticas de separación, especialmente con el inminente regreso de Trump a la presidencia.
Las voces de estos niños y sus familias resuenan con un eco de tristeza en la frontera, cada historia un testimonio de un sistema migratorio que ha fallado en su deber humanitario. La lucha por la reunificación familiar continúa, con organizaciones como HRW abogando por un cambio profundo en las políticas y prácticas migratorias de Estados Unidos, para que nunca más se repitan tales tragedias.