La jericalla es uno de esos postres que, una vez que lo pruebas, se queda en tu memoria para siempre. Este dulce, originario de Guadalajara, ha llenado de sabor las mesas tapatías desde el siglo XVIII. Aunque su origen exacto es incierto, la jericalla se ha convertido en un símbolo de la tradición culinaria de Jalisco, mezclando influencias mexicanas y europeas en un delicioso flan con una superficie ligeramente dorada.
¿Cuál es el Origen de la Jericalla?
Como muchas recetas tradicionales, la historia de la jericalla está rodeada de mitos y leyendas. Una de las teorías más populares sugiere que este postre tiene raíces en la natilla europea, lo que lleva a pensar que pudo haber sido creado en conventos durante la época colonial. Su nombre podría derivar de Jérica, un pequeño pueblo en la provincia de Castellón, en Valencia, España.
Sin embargo, la versión más difundida en Guadalajara atribuye la creación de la jericalla a las monjas del Hospicio Cabañas, un emblemático edificio en el centro de la ciudad fundado por el Obispo Ruiz Cabañas. Este hospicio, que actualmente es un centro cultural y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, albergaba a niños huérfanos en el siglo XIX. Se dice que las monjas, buscando un alimento nutritivo y atractivo para los niños, crearon este postre rico en calcio y proteínas.
La Receta Tradicional de la Jericalla
El proceso de elaboración de la jericalla es sencillo, pero el resultado es espectacular. Los ingredientes son básicos: leche, canela, azúcar, huevos y vainilla. La mezcla se hornea a baño maría, lo que le da una textura suave y una superficie dorada que añade un sabor único, ligeramente tostado. Este detalle, que inicialmente fue un accidente en la cocina de las monjas, es lo que distingue a la jericalla de otros postres similares como el flan.
¿Cómo Hacer Jericallas en Casa?
Si quieres probar a hacer jericallas en casa, aquí tienes una receta fácil que puedes seguir:
Ingredientes:
1 litro de leche de vaca
1 cucharada de extracto de vainilla
5 huevos
1 raja de canela
200 gramos de azúcar blanca
Procedimiento:
- En una cacerola, mezcla la leche, la raja de canela, el extracto de vainilla y el azúcar. Cocina a fuego medio, moviendo constantemente para integrar bien los ingredientes.
- Precalienta el horno a 180 grados.
- En un tazón, bate los huevos ligeramente.
- Cuando la mezcla de leche hierva, retírala del fuego y agrégala poco a poco a los huevos, batiendo constantemente para evitar que se formen grumos.
- Cuela la mezcla y viértela en seis moldes, llenándolos hasta ¾ de su capacidad.
- Coloca los moldes en un refractario, llena el refractario con agua caliente hasta cubrir la mitad de los moldes y hornea a baño maría a 180 grados durante 45 minutos, o hasta que la superficie esté dorada.
- Retira del horno y deja enfriar antes de servir.
Un Dulce que Ha Traspasado Fronteras
Hoy en día, la jericalla no solo es un postre querido en Guadalajara, sino que ha ganado popularidad en todo México y más allá de sus fronteras. Su sencillez, junto con su sabor único, la ha convertido en un favorito en restaurantes y hogares. Ya sea que se sirva en una comida familiar o en un evento especial, la jericalla sigue siendo una muestra deliciosa del mestizaje cultural que define a la gastronomía mexicana.
La jericalla es más que un simple postre; es un reflejo de la rica historia y las tradiciones culinarias de Guadalajara. Desde sus humildes comienzos en el Hospicio Cabañas hasta su reconocimiento internacional, este dulce continúa conquistando corazones con su textura suave y su sabor delicado. Así que la próxima vez que visites Guadalajara, no olvides probar una auténtica jericalla, o mejor aún, ¡intenta hacerla en casa!