Por Bruno Cortés
La reciente condena de 38 años de prisión a Genaro García Luna en un tribunal estadounidense ha sacudido las estructuras de la política mexicana y ha puesto sobre la mesa la urgencia de reformar el sistema judicial del país. Ricardo Monreal Ávila, líder del Grupo Parlamentario de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, no se ha quedado callado y ha señalado que esta situación es un claro reflejo de las fallas que existen en la justicia mexicana.
Para Monreal, esta condena va más allá del destino del exsecretario de Seguridad Pública; representa un juicio al «narcoestado» que, según él, ha operado en México durante años. «No se enjuició solo a García Luna, se juzgó al Estado mexicano en su conjunto», dijo. Este comentario pone de relieve que la corrupción y la complicidad de gobiernos anteriores con el narcotráfico han dejado cicatrices profundas en la historia del país.
El diputado enfatizó la necesidad de llevar a cabo reformas judiciales que permitan la elección transparente de jueces, magistrados y ministros. “Es crucial acabar con la corrupción, la impunidad y el tráfico de influencias que han paralizado el sistema de justicia”, señaló. Este llamado a la acción sugiere que, sin una renovación en la forma en que se eligen y supervisan a los operadores de la justicia, los problemas seguirán persistiendo.
Monreal también lamentó que el juicio a García Luna se haya llevado a cabo en el extranjero. “Es triste que sea un tribunal del extranjero. A mí me hubiera gustado, como mexicano, que hubiese sido en México”, comentó, reflejando un sentimiento compartido por muchos que desean ver justicia en su propio país.
Además de criticar la situación actual, el líder parlamentario se mostró cauteloso en cuanto a la responsabilidad del expresidente Felipe Calderón en este caso. Aunque no quiso hacer acusaciones directas, reconoció que “los hechos están ahí” y confió en que serán las autoridades las que determinen el grado de culpabilidad que se le pueda atribuir.
Por si fuera poco, Monreal también destacó la reciente implementación de un nuevo plan de seguridad bajo la administración de Claudia Sheinbaum, asegurando que tiene confianza en que este enfoque dará resultados. “Démosle oportunidad”, instó, apostando a que, con un liderazgo renovado, la situación de la seguridad en el país pueda mejorar.
Así, la condena de García Luna no solo es un evento aislado, sino que abre la puerta a un debate más amplio sobre la justicia en México y la necesidad de reformar un sistema que ha sido objeto de críticas por su falta de eficacia y transparencia. ¿Lograrán las reformas necesarias para garantizar que este tipo de casos no vuelvan a suceder en el futuro? La respuesta dependerá de la voluntad política y de la exigencia ciudadana por un sistema judicial que funcione de verdad.