James Webb Detecta Dióxido de Carbono en Exoplanetas y Aclara su Formación

Por Juan Pablo Ojeda

 

El telescopio espacial James Webb ha logrado un avance trascendental en la astronomía al captar imágenes directas de dióxido de carbono (CO2) en un exoplaneta fuera del sistema solar. Este hallazgo se produjo en el sistema multiplanetario HR 8799, ubicado a 130 años luz de la Tierra, y proporciona nuevas evidencias sobre la formación de exoplanetas gigantes similares a Júpiter y Saturno.

El descubrimiento confirma que el telescopio Webb no solo puede inferir la composición atmosférica de los exoplanetas a partir de la luz estelar, sino que también es capaz de analizar directamente la química de las atmósferas planetarias. Esta capacidad podría revolucionar la manera en que comprendemos la formación de planetas fuera de nuestro sistema solar y, por ende, arrojar luz sobre el origen de los planetas gigantes de nuestro propio sistema.

HR 8799 es un sistema joven, con planetas que aún conservan calor generado durante su violenta formación, lo que permite a los científicos estudiar la manera en que estos planetas se formaron a partir de núcleos sólidos que atrajeron gas, similar a lo que se cree que ocurrió con Júpiter y Saturno. Las observaciones de Webb sugieren que estos planetas pueden haber seguido un proceso de acreción de núcleos, un mecanismo que ha sido clave en la formación de los planetas de nuestro sistema solar.

Además del descubrimiento de dióxido de carbono, el equipo de investigación también ha detectado una considerable presencia de elementos más pesados, como oxígeno, carbono y hierro, en las atmósferas de estos planetas. Este hallazgo podría significar que los planetas en el sistema HR 8799 contienen más elementos pesados de lo que se pensaba inicialmente, lo que refuerza la teoría de que se formaron de manera similar a los gigantes gaseosos del Sistema Solar.

La investigación, dirigida por el astrofísico William Balmer de la Universidad Johns Hopkins, y publicada en la revista The Astrophysical Journal, incluye observaciones de otro sistema exoplanetario, 51 Eridani, situado a 96 años luz de distancia. La investigación también abre la puerta a futuras observaciones que podrán ayudar a los científicos a distinguir entre planetas gigantes y otros cuerpos celestes, como las enanas marrones, que tienen características similares a las estrellas pero no alcanzan la masa necesaria para iniciar la fusión nuclear.

La sensibilidad del telescopio Webb fue clave para observar estos planetas débiles cerca de estrellas brillantes. La capacidad de Webb de detectar longitudes de onda específicas en el infrarrojo ha permitido a los científicos estudiar detalles atmosféricos como el dióxido de carbono, lo que hasta ahora era impensable con telescopios más antiguos.

Gracias a los coronógrafos del Webb, el equipo pudo buscar específicamente la luz infrarroja en longitudes de onda que revelan gases y otros componentes atmosféricos. Esta tecnología no solo permitió capturar la primera imagen del planeta más cercano a la estrella, HR 8799 e, sino también observar a 51 Eridani b, otro planeta de interés.

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