En un reciente informe, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público reveló que los dos proyectos emblemáticos de la administración de Andrés Manuel López Obrador, la Refinería Olmeca (Dos Bocas) y el Tren Maya, han costado hasta la fecha un total de 750 mil millones de pesos. A pesar de los gastos multimillonarios, ambos proyectos aún no han sido concluidos en su totalidad y se encuentran en distintas fases de avance.
Durante la conferencia matutina del 29 de julio, López Obrador prometió que a partir de este sábado, la Refinería Olmeca comenzará a operar completamente en la producción de combustibles, con una capacidad diaria de 260 mil barriles de gasolina. La refinería, que ha sido uno de los proyectos más ambiciosos del actual gobierno, ha acumulado hasta ahora un costo de 300 mil millones de pesos.
En cuanto al Tren Maya, la directora general de Programación, Integración Presupuestaria y Seguimiento al Gasto de Hacienda, Elsa Rebollar Plata, informó que hasta el corte de caja de 2024, el proyecto ha costado 450 mil millones de pesos. Esta cifra supera con creces la estimación inicial del presidente López Obrador, quien había prometido un gasto total de 120 mil millones de pesos. La obra, que abarca mil 554 kilómetros a través de cinco estados del sureste de México—Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo—, se encuentra en fases avanzadas de construcción, con la entrega de los tramos 5 norte y sur, 6 y 7 previstos para febrero del próximo año.
El gobierno federal sostiene que ambos proyectos tendrán un impacto positivo significativo. La Refinería Olmeca tiene como objetivo reducir la dependencia de las importaciones de petróleo, mientras que el Tren Maya está diseñado para impulsar el turismo y fomentar la derrama económica en las regiones del sureste. A pesar de las altas inversiones y los retrasos, las autoridades mantienen el compromiso de culminar estas obras como parte de su agenda de desarrollo y autosuficiencia energética.
Con el avance continuo en ambos frentes, la administración de López Obrador enfrenta el desafío de cumplir con los plazos prometidos y justificar las inversiones realizadas en estos ambiciosos proyectos de infraestructura.
Juan Pablo Ojeda