La decisión de inscribir a un niño en un gimnasio o deporte puede ser crucial para su desarrollo físico, emocional y mental. Aunque a menudo pensamos en el ejercicio como una forma de mejorar la condición física, sus beneficios van mucho más allá. La actividad física regular no solo aumenta la producción de endorfinas, neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar y felicidad, sino que también enseña a los niños importantes valores como la constancia, la disciplina, y la capacidad de establecer y alcanzar metas.
El ejercicio en niños es más que una simple actividad recreativa; es una herramienta fundamental para un desarrollo integral. Según Amelia Pérez Visani, psicóloga especialista en terapia infantil, «entrenar en cualquier disciplina, ya sea un deporte específico o en el gimnasio, ayuda a que los niños se desarrollen de manera armónica». Además, la práctica regular del ejercicio fortalece la inmunidad y el sistema nervioso, beneficiando la salud general.
Un estudio reciente publicado en el International Journal of Environmental Research and Public Health de la Universidad Politécnica de Madrid concluyó que el entrenamiento de fuerza es eficaz, seguro y saludable para niños de entre 8 y 14 años. Los resultados mostraron un aumento del 100% en la fuerza muscular, incremento de la masa corporal magra y reducción de la grasa corporal, independientemente del género y el nivel de actividad física. Esta investigación también desmitificó la idea de que el ejercicio en edades tempranas puede detener el crecimiento óseo, asegurando que el entrenamiento con pesas puede ser beneficioso para el desarrollo óseo y tiene una tasa de lesiones menor que muchos deportes.
Los beneficios del ejercicio no se limitan al desarrollo físico; también impactan significativamente en la salud mental y emocional. Según un estudio publicado por Karin Gonzalez en la plataforma educativa Study, los niños que participan regularmente en actividades físicas experimentan una disminución de la depresión y el estrés, una actitud más positiva ante la vida y una mayor sensación de felicidad, apenas un par de horas después de hacer ejercicio. Además, la actividad física al aire libre expone a los niños al sol, aumentando de forma natural sus niveles de vitamina D, lo cual también contribuye a su bienestar general.
Amelia Pérez Visani destaca que el ejercicio beneficia el equilibrio emocional y la regulación natural del estado de ánimo. «Se liberan hormonas como la serotonina, la dopamina y las endorfinas, que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Además, realizar actividades físicas junto a otros niños fomenta habilidades sociales, el compañerismo y el autocuidado», señala.
La elección entre inscribir a un niño en un gimnasio o en un deporte específico puede depender de varios factores, como los intereses del niño, la disponibilidad de instalaciones y la orientación de los padres. Ambos ofrecen beneficios significativos. Los gimnasios pueden proporcionar rutinas estructuradas que mejoran la fuerza, elasticidad, equilibrio, agilidad y coordinación, mientras que los deportes fomentan el trabajo en equipo, el liderazgo y la cooperación.
En el Centro de Psicología Vélez Rubio, dirigido por Ana Isabel Martínez López, se da prioridad a la gimnasia para niños. «Los niños mejoran la fuerza, la elasticidad, el equilibrio y la coordinación, lo que disminuye el cansancio, mejora la salud cardiovascular y el sistema inmunitario», comenta. Además, los deportes de equipo ayudan a los niños a desarrollar habilidades de comunicación y a aprender a gestionar sus emociones y expectativas de manera saludable.