Por Juan Pablo Ojeda
Con lágrimas contenidas y rostros visiblemente decepcionados, la empresa japonesa ispace anunció el fracaso de su segundo intento por lograr que un módulo privado de origen asiático alunizara con éxito en la superficie de la Luna. El módulo Resilience, que había iniciado su secuencia de descenso en la madrugada del 6 de junio (hora de Japón), perdió comunicación con la Tierra antes de poder confirmar un aterrizaje exitoso.
Desde su centro de control en Tokio, los ingenieros de la misión Hakuto-R siguieron paso a paso la operación. Todo parecía ir bien: el módulo descendió desde una altitud de 100 kilómetros, encendió su motor para desacelerar, y mantuvo una actitud casi vertical. Sin embargo, la telemetría se perdió justo en el momento crítico y no hubo confirmación del alunizaje.
Horas después, la empresa concluyó: el Resilience habría realizado un aterrizaje forzoso. El problema se habría originado en un retraso del telémetro láser encargado de calcular la distancia al suelo lunar, lo que impidió una desaceleración adecuada.
“Con base a estas circunstancias, se asume que el módulo probablemente se estrelló”, admitió Takeshi Hakamada, CEO y fundador de ispace, durante una rueda de prensa. La declaración cayó como un balde de agua fría sobre los más de 500 seguidores que se reunieron en la sede de la empresa en Tokio para ver la transmisión en vivo del esperado alunizaje.
El Resilience llevaba consigo una carga científica importante, entre ellas el microrrover europeo Tenacious, un experimento de electrólisis para separar agua en oxígeno e hidrógeno (clave para futuras bases lunares), y dispositivos para estudiar la radiación y el cultivo de alimentos en el espacio.
Este era el segundo intento fallido de ispace por llegar a la Luna. El primero fue en abril de 2023. Aun así, la compañía no se rinde: ya anunció que volverán a intentarlo en 2027, con un nuevo módulo. “Queremos alcanzar lo antes posible a las compañías estadounidenses”, expresó Hakamada, refiriéndose a Intuitive Machines y Firefly Aerospace, que en 2024 lograron ser las primeras firmas privadas en alunizar exitosamente.
El módulo había sido lanzado en enero a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, y desde mayo orbitaba sin contratiempos. Su destino final era la planicie Mare Frigoris, al norte del satélite natural.
A pesar del revés, ispace ha marcado otro paso importante en la compleja carrera por la exploración lunar privada. En un terreno hasta hace poco exclusivo de agencias espaciales gubernamentales, la empresa japonesa demuestra que la ambición asiática por llegar a la Luna sigue viva, aunque el camino sea tan accidentado como los propios cráteres lunares.