El fenómeno conocido como Fata Morgana sigue cautivando la imaginación de quienes tienen la suerte de presenciarlo. Este espejismo, que puede hacer aparecer ciudades flotantes, castillos y barcos voladores, lleva el nombre de la hermanastra hechicera del mítico Rey Arturo. Según la leyenda, Fata Morgana creaba ilusiones ópticas para desviar a los marineros hacia una muerte segura, pensando que estaban cerca de la costa.
Hoy, entendemos que el Fata Morgana es un fenómeno óptico complejo causado por la refracción de la luz a través de capas de aire de diferentes densidades, típicamente en una atmósfera donde capas cálidas y frías se alternan. Este espejismo se observa principalmente en horizontes lejanos y sobre grandes cuerpos de agua, como ocurre frecuentemente en el Estrecho de Mesina entre Sicilia y Calabria, y ha sido reportado en lugares tan variados como Noruega, Nueva Zelanda, China y los Estados Unidos.
A diferencia de los espejismos inferiores, que proyectan una imagen invertida de objetos distantes como si estuvieran reflejados en el agua, el Fata Morgana puede hacer que los objetos se vean elevados o flotando sobre el horizonte. Esto se debe a que la luz de los objetos se curva hacia abajo mientras viaja a través de capas de aire con temperaturas contrastantes, haciendo que parezca que están ubicados mucho más alto de lo que realmente están.
Este espejismo no solo ha inspirado numerosas leyendas y cuentos a lo largo de los siglos, sino que también ha llevado a algunos cartógrafos y exploradores a buscar ciudades y territorios inexistentes. Incluso en el siglo XXI, fenómenos como el Fata Morgana siguen siendo motivo de asombro y especulación, demostrando que, a veces, nuestros ojos realmente pueden engañarnos.