Un nuevo estudio publicado en el Journal of the American Heart Association ha arrojado luz sobre el impacto positivo de llevar un estilo de vida saludable en el envejecimiento biológico. La investigación, liderada por el doctor Jiantao Ma, sugiere que ajustar nuestros hábitos diarios podría hacer que nuestras células sean más jóvenes de lo que indica nuestra edad cronológica.
El estudio, que se basa en datos del longevo Estudio Framingham sobre el corazón, ha examinado cómo los estilos de vida cardiosaludables influyen directamente en nuestra salud y longevidad. «Nuestros hallazgos apuntan a que mantener hábitos saludables y controlar los factores de riesgo cardiovascular no solo reduce el riesgo de sufrir cardiopatías o ACV, sino que también se asocia a una edad biológica más joven», explica Ma.
El doctor Jorge Lerman, ex-presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y catedrático en la Universidad de Buenos Aires, destacó la importancia de este estudio, señalando que «este trabajo es un avance valioso, y basa sus conclusiones en una rica historia de investigación cardiovascular».
Los investigadores centraron su estudio en la metilación del ADN, un proceso químico que puede modificar la actividad de un segmento del ADN sin cambiar la secuencia, afectando así la forma en que se expresan los genes. Esta metilación del ADN es un biomarcador que puede proporcionar estimaciones precisas de la edad biológica de una persona, que a menudo difiere de su edad cronológica.
Para llevar a cabo esta investigación, se analizaron los datos de 5,682 adultos, utilizando la herramienta “Life’s Essential 8″ de la Asociación Estadounidense del Corazón, que evalúa la salud cardiovascular a partir de ocho factores clave: dieta saludable, actividad física, horas de sueño, hábito de fumar, índice de masa corporal, colesterol, glucosa en sangre y presión arterial.
Los resultados fueron reveladores: por cada aumento de 13 puntos en la puntuación de Life’s Essential 8, se observó una reducción significativa en la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, muerte por estas enfermedades y muerte por cualquier causa. «Esto muestra que podemos tener un control considerable sobre nuestra salud y longevidad a través de nuestras elecciones diarias», afirma Randi Foraker, profesora de medicina en la Universidad de Washington en St. Louis.
El impacto de un buen manejo de los factores de riesgo fue aún más pronunciado en personas con un perfil genético que las predisponía a un envejecimiento biológico acelerado. En estos casos, la metilación del ADN jugó un papel crucial, mediando entre los factores de riesgo modificables y los resultados de salud.
Este estudio no solo subraya la importancia de llevar un estilo de vida saludable, sino que también destaca cómo intervenciones relativamente sencillas pueden influir profundamente en nuestro bienestar y en el proceso de envejecimiento. En un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte, esta investigación ofrece una esperanza renovada y un llamado a la acción para que adoptemos un modo de vida más saludable.