En la antigua cosmovisión maya, Chaac emerge como el poderoso dios de la lluvia y el agua, esencial para la fertilidad de los cultivos y el equilibrio natural. Representado con un cuerpo humano, una nariz distintiva similar a la de un tapir y colmillos curvados, Chaac es venerado por su conexión con los cenotes, considerados portales hacia el mundo espiritual maya.
Sin embargo, recientemente, en la península de Yucatán, una creciente controversia ha surgido en torno a Chaac y su supuesta reacción ante la instalación de una estatua del dios griego Poseidón en la costa de Progreso. Esta representación extranjera ha generado inquietud entre los habitantes locales, quienes atribuyen a Chaac las intensas lluvias y la proximidad del huracán Beryl, interpretándolas como señales de su descontento.
En respuesta a esta situación, se ha organizado un movimiento comunitario en redes sociales para derribar la estatua de Poseidón, visto como un acto destinado a calmar la furia del dios maya y restaurar el equilibrio perdido. A pesar de la atención pública y las discusiones en curso, las autoridades locales aún no han emitido una posición oficial sobre el conflicto cultural y espiritual que envuelve a Chaac y su influencia en el entorno natural de Yucatán.
Este episodio no solo ilustra la profunda conexión espiritual de los yucatecos con sus tradiciones ancestrales, sino también sus preocupaciones por la preservación de su identidad cultural frente a influencias externas. Seguiremos informando sobre el desarrollo de esta historia y sus implicaciones para la comunidad local.