¿Es posible ser obeso y estar sano? Un debate complejo sobre salud y peso corporal

La relación entre la obesidad y la salud es un tema que ha generado un intenso debate en la comunidad médica y científica. Aunque tradicionalmente se ha asociado la obesidad con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, cada vez más expertos cuestionan si es posible ser obeso y estar sano, y si el Índice de Masa Corporal (IMC) es la mejor herramienta para medir la salud.

¿Qué es la obesidad?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que representa un riesgo para la salud”. El IMC, que se calcula dividiendo el peso (en kilogramos) por la altura al cuadrado (en metros), es la medida más utilizada para diagnosticarla. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los rangos del IMC son:

  • Bajo peso: IMC inferior a 18,5
  • Peso saludable: IMC de 18,5 a 25
  • Sobrepeso: IMC de 25 a 30
  • Obesidad clase 1: IMC de 30 a 35
  • Obesidad clase 2: IMC de 35 a 40
  • Obesidad clase 3 (severa): IMC de 40 o más

Sin embargo, el IMC no distingue entre grasa y músculo, lo que puede llevar a diagnósticos erróneos. Por ejemplo, una persona musculosa podría ser clasificada como obesa, mientras que alguien con poca masa muscular pero alta grasa corporal podría no cumplir con el umbral de obesidad.

¿Es posible ser obeso y estar sano?

La respuesta no es sencilla. Según la doctora Sun Kim, endocrinóloga de la Universidad de Stanford, es posible que una persona sea obesa y no tenga problemas de salud inmediatos. Sin embargo, la obesidad suele ser un predictor de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

“No tenemos una definición clara de ‘saludable’, pero técnicamente, cuando decimos que alguien tiene obesidad, nos referimos a que posee un exceso de grasa corporal”, explicó Kim.

El doctor William Dietz, director de Stop Obesity Alliance, señala que la actividad física puede reducir el riesgo de enfermedades asociadas a la obesidad, pero no lo elimina por completo. “El hecho de que alguien sea capaz de correr 5 kilómetros no implica necesariamente que no tenga condiciones de salud subyacentes”, aclaró.

Limitaciones del IMC y nuevas propuestas

El IMC ha sido criticado por su falta de precisión al medir la grasa corporal y su distribución. Un informe reciente de la Comisión Lancet sobre la obesidad clínica propone que el diagnóstico de obesidad clínica incluya no solo el IMC, sino también la circunferencia de la cintura y la presencia de enfermedades relacionadas, como diabetes o patologías cardiovasculares.

Además, los expertos sugieren considerar otros factores, como:

  1. Circunferencia de la cintura: Un indicador de grasa visceral, que es más peligrosa que la grasa subcutánea.
  2. Distribución de la grasa: La grasa abdominal es más riesgosa que la acumulada en glúteos o muslos.
  3. Enfermedades crónicas: La presencia de hipertensión, diabetes o apnea del sueño puede indicar un mayor riesgo.

El papel de la actividad física

Aunque la actividad física no contrarresta completamente los riesgos asociados a la obesidad, juega un papel crucial en la salud general. Influencers y atletas de talla grande, como la corredora Mirna Valerio y la bailarina Lizzy Howell, están rompiendo estereotipos y demostrando que el ejercicio es accesible para todos, independientemente del tamaño corporal.

“Hacer ballet recreativo en la adultez ha sanado por completo la relación que tenía con mi cuerpo”, compartió una bailarina en TikTok bajo el hashtag #DoItFat.

Conclusión

La relación entre obesidad y salud es compleja y no puede reducirse a un simple número como el IMC. Aunque es posible que una persona obesa no tenga problemas de salud inmediatos, el exceso de grasa corporal aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas a largo plazo. Los expertos abogan por un enfoque más integral que considere la distribución de la grasa, la circunferencia de la cintura y la presencia de comorbilidades.

Mientras tanto, la creciente visibilidad de atletas y personas activas de talla grande está ayudando a cambiar la narrativa, demostrando que la salud y el bienestar no tienen un solo aspecto, sino que son el resultado de múltiples factores, incluida la actividad física, la alimentación y el cuidado mental.

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