La ensoñación inadaptada va camino a ser reconocida como síndrome psiquiátrico, mientras, mientras un equipo de científicos israelíes sugiere que es un mejor diagnóstico para algunas personas que creen que tienen déficit de atención.
La ensoñación inadaptada (EI) o maladaptive daydreaming (MD) es un trastorno por el que las personas se deslizan en un sueño diurno muy detallado y realista que puede durar horas y afecta al normal funcionamiento del individuo.
Hace unas dos décadas los investigadores pioneros en ese terreno lo consideraron un estado adaptativo positivo, que ayuda al procesamiento de experiencias diarias y resolución de problemas de manera diferente al pensamiento estándar, con objetivo y lógico.
Sin embargo, hoy la doctora Nirit Soffer-Dudek, una psicóloga de la Universidad de Ben Gurión en el Néguev (BGU), una de las más reputadas expertas en la materia, lo considera más que un estado y se empeña en que el diagnóstico se agregue a la próxima edición del Manual de Estadísticas y Trastornos Mentales.
Y no solo eso: «Nuestros hallazgos sugieren que hay un grupo de personas diagnosticadas con TDAH [trastorno de déficit de atención e hiperactividad] que se beneficiarían más de un diagnóstico de MD», declaró Soffer-Dudek, investigadora del Laboratorio de Conciencia y Psicopatología del departamento de psicología de la BGU, en un comunicado oficial.
¿Por qué es útil el diagnóstico?
«Tengo un hijo diagnosticado con TDAH. Hemos probado con medicación y con terapia, pero nada ayuda realmente», dijo a la agencia Sputnik Tamar Hess. «Y ahora que estoy leyendo sobre la ensoñación inadaptada me suena mucho más factible que sea eso lo que aqueja a Adam, que se pasa horas, desde que es muy pequeño, ocupado en ensoñaciones y no hay quien lo saque de ahí», explicó.
La investigadora aseguró que la EI puede ser un mejor diagnóstico para algunas personas con tales síntomas en lugar de TDAH, pues a menudo los soñadores despiertos inadaptados informan que las etiquetas y tratamientos de diagnóstico existentes no son útiles para ellos.
«Algunas personas que se vuelven adictas a sus sueños despiertos extravagantes experimentan grandes dificultades para concentrarse y centrar su atención en tareas académicas y vocacionales» y cuando son investigadas y diagnosticadas con lo que más se le puede parecer, TDAH, descubren que, lamentablemente, tampoco ese diagnóstico ni su plan de tratamiento posterior necesariamente les ayuda, explicó la psicóloga.
Estudios anteriores encontraron altos niveles de TDAH en aquellos que también presentaban EI, lo que planteaba la cuestión de si la EI es un fenómeno separado del TDAH o, tal vez, una subcategoría.
Una convocatoria para la participación voluntaria en un estudio sobre el TDAH se publicó en las comunidades en línea de TDAH, de boca en boca y a través de un anuncio publicado en dos clínicas de salud mental. Sin embargo los investigadores relatan que la ensoñación inadaptada no se mencionó en el anuncio para evitar sesgos en el procedimiento de recogida de muestras. El anuncio de reclutamiento exigió a a los participantes que habían sido diagnosticados con TDAH mostrar la documentación respectiva del diagnóstico.
Un total de 110 personas que demostraron haber sido diagnosticados formalmente con TDAH completaron una encuesta en línea.
«Es razonable suponer que, en ausencia de una recompensa financiera, nuestra muestra estaba compuesta por auténticos encuestados con TDAH que estaban motivados a apoyar un estudio de investigación sobre su situación», señaló el equipo.
Los aquejados de el más deprimido
El candidato a doctorado Nitzan Theodor-Katz, junto con Soffer-Dudek, el profesor Eli Somer y el doctor Rinatya Maaravi Hesseg, de la Universidad de Haifa, evaluaron a 83 adultos diagnosticados con TDAH y con característics de EI, y se investigó la presencia de síntomas de falta de atención, depresión, soledad y problemas de autoestima.
Los participantes que superaron la puntuación límite del estudio para la sospecha de EI fueron invitados a participar en una entrevista de diagnóstico estructurado para determinar con mayor eficacia el trastorno.
Solo alrededor del 20% cumplió con los criterios de diagnóstico propuestos para la EI, con tasas significativamente más altas de depresión, soledad y disminución de la autoestima, en comparación con aquellos con TDAH que no cumplían con los criterios para la EI.
«Sugerimos que, en algunos casos, que presentan síntomas de TDAH, una conceptualización de EI puede explicar mejor el cuadro clínico» añadió el estudio.
«La EI tiene características clínicas únicas que son distintas del TDAH», concluyeron los investigadores. Ahora queda estructurar el tratamiento más adecuado.