El sorprendente vínculo entre un dinosaurio patagónico y las aves modernas

Hace 70 millones de años, un dinosaurio peculiar —delgado, emplumado y de movimientos ágiles— recorría lo que hoy es la Patagonia argentina. Se trataba del Bonapartenykus ultimus, un miembro de la familia de los alvarezsáuridos, cuyos restos fósiles han permitido a un equipo internacional de científicos descubrir un fascinante eslabón en la evolución de las aves modernas.

https://www.infobae.com/resizer/v2/6IZLIKPC7JFLLKLKD54UK4OSPM.jpg?auth=6b190e0c6ad12ae48b7e919c960878c829b20fa9f77926b42571219138b45e51&smart=true&width=1200&height=1600&quality=85Mediante tomografías computarizadas, investigadores de Argentina, Estados Unidos y China lograron identificar cavidades llenas de aire en los huesos de este dinosaurio, una característica conocida como neumaticidad esquelética, que hoy comparten las aves. Este hallazgo, publicado en la revista PLOS ONE, refuerza la teoría de que ciertos dinosaurios desarrollaron adaptaciones clave mucho antes de que el vuelo surgiera como una capacidad evolutiva.

Un vínculo inesperado entre dos mundos

Las aves actuales heredaron de sus ancestros dinosaurios una estructura ósea liviana, esencial para el vuelo. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro cuándo ni en qué grupo de dinosaurios no avianos apareció esta característica por primera vez. El estudio liderado por el paleontólogo argentino Guillermo Windholz confirmó que los alvarezsáuridos, a pesar de no ser aves, ya poseían huesos neumáticos.

«Esto sugiere que la neumaticidad no evolucionó exclusivamente para el vuelo, sino que pudo haber surgido como una adaptación para reducir el peso corporal y mejorar la agilidad en ciertos dinosaurios», explicó Windholz en diálogo con Infobae.

El Bonapartenykus ultimus —que medía unos 3,5 metros de largo y pesaba alrededor de 60 kilos— tenía un cuerpo cubierto de plumas, un cuello alargado y extremidades delgadas. Aunque no volaba, su esqueleto presentaba sacos aéreos similares a los de las aves actuales, lo que lo convierte en un fósil clave para entender la transición entre dinosaurios y aves.

El equipo analizó fósiles recuperados en Salitral Ojo de Agua, cerca de General Roca, en la provincia de Río Negro. Gracias a la tomografía computarizada, lograron observar el interior de los huesos sin dañarlos, identificando las cavidades neumáticas que alguna vez albergaron sacos aéreos.

«Estas estructuras habrían hecho que su esqueleto fuera más liviano, lo que podría haberle dado una ventaja en velocidad y resistencia», señaló Jorge Meso, otro de los autores del estudio.

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¿Por qué importa este descubrimiento?

Este hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre la evolución de las aves, sino que también demuestra que la neumaticidad estuvo más extendida entre los dinosaurios de lo que se pensaba. «Los alvarezsáuridos representan un paso intermedio en la cadena evolutiva que llevó desde los grandes reptiles hasta las aves modernas», afirmó Meso.

Además, el estudio refuerza la idea de que Sudamérica fue un escenario clave en la evolución de estos dinosaurios, ya que los alvarezsáuridos habitaron también en Asia, Europa y América del Norte.

A medida que nuevas tecnologías permiten explorar fósiles con mayor detalle, cada descubrimiento acerca un poco más el rompecabezas de la vida prehistórica. El Bonapartenykus ultimus ya no es solo un dinosaurio más de la Patagonia, sino un testigo clave de cómo la naturaleza moldeó, a lo largo de millones de años, a las criaturas que hoy surcan nuestros cielos.

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